No. Lo público no es el Estado

Un error que se suele cometer (especialmente los neoliberales) es hacer la equiparación "lo público" - Estado como si al hablar de lo primero estuviésemos hablando de lo segundo.

Lo público no es el Estado. Lo público es "lo que es de todos". Solo ocurre que tradicionalmente, sobre todo desde los albores de la revolución industrial, ha sido el Estado el encargado de gestionar "lo de todos", al menos hasta la aparición del neoliberalismo.

De lo que se trata con lo público, con lo que es de todos, es que todos los ciudadanos podamos acceder libremente a los mismos servicios básicos y de primera necesidad en igualdad de condiciones, sin importar cual sea nuestra posición social o nuestra cuenta bancaria, porque todos los ciudadanos - desde el desempleado hasta el más rico empresario- aportamos riqueza a nuestra sociedad, ya sea produciendo bienes o servicios, creando arte o cultura o simplemente pagando por esos bienes, servicios, arte y cultura. Y lo público es una forma solidaria de recompensarnos a nosotros mismos y a los demás por esas aportaciones, pagándolo con nuestros impuestos entre todos y para todos.

Se suele argumentar la mala gestión de lo público por parte del Estado cuando el gobierno de turno decide dejarla en manos privadas y es cierto, el Estado ha venido progresivamente empeorando su gestión en las últimas décadas: corrupción, evasión de impuestos, injusta e insuficiente distribución en el pago de impuestos y malas y/o malintencionadas decisiones presupuestarias... pero cuando un particular toma el mando de un servicio público siempre, indefectiblemente, tarde o temprano, esa igualdad de condiciones que señalé antes acaba desapareciendo.

El gobierno debe plantear un servicio público como una obligación solidaria hacia sus conciudadanos considerándolos como iguales y no como súbditos, ya que somos todos los ciudadanos los que, con nuestros impuestos, pagamos lo público. De ahí que lo público sea lo de todos y no el Estado. Pero cuando una empresa privada se hace cargo de la gestión de lo público acaba siempre primando los beneficios económicos particulares antes que su verdadera razón de ser. Deja de ser público y deja de ser de todos para ser de unos pocos: de los gestores y de quien se lo puede permitir.

Es por eso que expresiones como "Papá Estado" o "la teta del Estado" son profundamente egoístas e insolidarias. Lo público no es el Estado. Lo público es lo común, lo que pertenece a la comunidad. Lo que es de todos y garantiza que nadie sea dejado atrás porque todos formamos parte de la misma comunidad y somos importantes. Es la representación institucional de la solidaridad. Debe ser inclusivo y no exclusivo. Debe ser financiado por todos, cuidado y potenciado y eso significa luchar contra los corruptos que intentan quedarse el dinero de todos para ellos, exigir un equilibrio más justo y equitativo del recaudo de impuestos, protestar cuando se recorte de servicios esenciales... Y ahora, más que nunca, lo público, lo común, debe dejar de ser local y pasar a ser global.