El liderazgo de Cuba está pasando a una generación más joven, con el último Castro dejando el cargo y poniendo fin a un monopolio familiar de 60 años, aunque no hay los cambios suficientes como para que el Partido Comunista pierda el poder que tiene en el país.
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Bolsonaro afirmó que “hambruna en Venezuela es tal que se comieron a los perros y gatos”Estudio afirma que 53% de los bogotanos ya tuvieron covid-19En un congreso del partido de cuatro días que comenzará este viernes, Raúl Castro, de 89 años, cederá el cargo más poderoso del país, el de primer secretario del partido, a Miguel Díaz-Canel, presidente de Cuba, de 60 años.
Esto pone fin oficialmente a seis décadas de dominio sobre la política cubana por parte de Castro y su hermano Fidel, quien gobernó durante casi medio siglo desde 1959 hasta 2006 y es ampliamente venerado como el padre y salvador del país.
Díaz-Canel será solo el tercer primer secretario del todopoderoso Partido Comunista de Cuba (PCC), mientras conserva la presidencia.
También se convierte en el primer líder civil de Cuba desde la revolución liderada por Castro en la década de 1950, que sucedió incluso antes de que él naciera.
Pero si bien el fanático de los Beatles que usa traje y corbata y conoce la tecnología puede ser más moderno en algunos aspectos que sus predecesores, a los cuales les gustaba vestirse con atuendos militares, sigue siendo, ante todo, un discípulo del comunismo.
El socialismo es “irrevocable”
“Es parte de la lucha política, de la lucha ideológica”, dijo Carlos Alzugaray, exdiplomático cubano.
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“La ausencia de Castro al timón no significa necesariamente que habrá un cambio abrupto en el estilo del Partido Comunista”, agregó Norman McKay, analista de The Economist Intelligence Unit.
Una nueva constitución aprobada en mayo de 2019 dejó en claro que el compromiso del país con el socialismo era “irrevocable”.
Sin embargo, muchos cubanos prestan poca atención a la política, preocupados como están por la peor crisis económica en 30 años: una alta inflación, escasez de alimentos, colas serpenteantes para necesidades básicas y libertades limitadas.
“Espero que el congreso conduzca a una mejora porque los precios son demasiado altos”, dijo la jubilada María Martínez, de 68 años.
“No hay nada que esperar”, agregó Sergio, un cocinero de 44 años que se negó a dar su nombre completo en un país donde hablar en contra del gobierno puede causarle problemas.
“Los salarios son un problema, no son suficientes. Hay problemas con la comida, las filas son largas”, dijo.
La peor crisis económica en tres decadas
La crisis económica de Cuba se debe, en parte, a sus propias fallas administrativas, agravadas por las sanciones de Estados Unidos, e intensificadas bajo Donald Trump y la pandemia del coronavirus, que desplazó a los turistas, una fuente de ingresos clave para la isla.
La economía se desplomó un 11% en 2020, la peor caída desde 1993 en el país de 11.2 millones en habitantes.
Las reformas económicas para eliminar gradualmente el peso “convertible” sujeto al dólar estadounidense, dejando solo el peso oficial menos valioso en su lugar, hicieron que los salarios aumentaran por parte del Estado, pero no lo suficiente para compensar la inflación de precios resultante.
En la actualidad, muchas tiendas solo aceptan dólares estadounidenses, que están mejor surtidos que otras, pero pocas personas pueden permitirse frecuentarlas.
El PCC ha dicho que su congreso “revisará temas centrales de la vida política, económica y social del país”.
Se pone “en marcha” un cambio real
Hay indicios de que el liderazgo de Cuba no tendrá más remedio que equilibrar cada vez más los intereses de la vieja guardia con un clamor por más derechos y una mejor calidad de vida de las generaciones más jóvenes.
En febrero, abrió la mayor parte de su economía monopolizada por el gobierno a los empresarios del sector privado.
También ha habido pequeños guiños a la liberalización social por parte de La Habana, bajo sanciones de Estados Unidos desde 1962.
En los últimos meses, el gobierno sostuvo sus primeras conversaciones, aunque de corta duración, con manifestantes a favor de la libertad de expresión, después de autorizar en 2019 la primera manifestación no política de Cuba, por activistas de los derechos de los animales.
“La renuncia de Raúl Castro como jefe del Partido Comunista en Cuba no es un cambio real”, tuiteó el senador estadounidense Marco Rubio, de origen cubano. “Sin embargo, el cambio real ya está en marcha”.
“Subversión” gracias al internet
La llegada de internet a los teléfonos móviles a finales de 2018 ha supuesto un cambio de paradigma en Cuba, con un acceso nunca antes visto a la información y nuevos foros de expresión. La gente incluso está organizando manifestaciones en un país donde las protestas son raras.
En respuesta, el PCC ha dicho que su congreso estaría “enfrentando la subversión política e ideológica, que ha hecho de Internet y las redes sociales su principal campo de operaciones”.
El control sobre la información siempre ha sido una herramienta clave de la regla del PCC.
Castro ha dicho que planea leer y cuidar a sus nietos después de jubilarse.
Pero hay quienes piensan que puede flotar en un segundo plano.
“Raúl estará allí”, dijo el exdiplomático Alzugaray, en un sistema que puede parecerse “al de China cuando Deng Xiaoping no tenía cargo pero … todo tenía que ser discutido con él. Él tenía la última palabra”.