El tren es mi enemigo, lo tengo así de categóricamente asumido. Me pasa de todo en ese medio de transporte que tan asociado está a mi vida en Milán. La última ha ocurrido ayer por la tarde cuando iba a volver a casa.
Siempre hay que buscar una distracción cuando vas en el tren, o al menos eso era lo que yo pensaba hasta ayer. He probado con ir oyendo música, ir mirando videos en Youtube… cualquier cosa que te permita pasar el tiempo más rápido y llegar de pronto a tu destino sin darte apenas cuenta. Pero el ir distraída me ha dado algunos disgustos y parece que soy de esas personas que no aprenden y van cayendo en la misma piedra una vez tras otra.
Claramente necesitaba ir a un baño
Os pongo en situación: salí tarde del trabajo para coger el tren que suele llevarme a mi casa. Sabía que tenía 7 minutos para ir hasta la estación de tren que está a unos 10 minutos andando rápido y coger mi tren, así que puse el turbo por la calle a pesar de que mis tacones me dificultaban tal tarea (pero era más alta y tenía las piernas más estilizadas a mis ojos que era lo que contaba). Según iba bajando la calle a toda prisa me doy cuenta de que tengo que ir al baño urgentemente y que no se me había ocurrido ir en la oficina por las prisas de coger el tren. Es de esas veces que dices “es demasiado tarde, me explotará la vejiga en cualquier momento entre los saltitos que va haciendo el cuerpo cuando andas muy muy deprisa”. Pero yo tenía mi objetivo: llegar a coger el tren así que pasé del caminar a toda velocidad a correr lo que mis botas me permitían.
¡Y lo conseguí! Justo estaban para cerrar las puertas cuando me lancé cual atleta de salto de longitud desde el andén hasta el vagón. Había conseguido llegar, pero ahora no tenía oxígeno así que me senté en un asiento libre intentando coger aire como podía, con la cara color rojo pasión y jadeando como si acabara de escapar de un secuestrador. Intentaba coger aire y soltarlo lentamente pero el ruido que hacía yo intentando a la desesperada respirar era oído por todo el tren.
Jugando a Plantas contra Zombies tan feliz
Cuando conseguí calmar mi cuerpo decidí que hasta que llegara mi estación, para no hacerme pis en el tren, debía entretenerme con algo. Ese algo fue mi móvil, en concreto el juego “Plantas contra Zombies”. Así que iba jugando para no pensar en nada líquido, concentradísima en mis girasoles, mis plantas verdes lanza bolitas, mis cocos y mis peces mutantes lanza fuego que se me pasó el tiempo volando. Me conseguí pasar varias dificilísimas pantallas colocando a salvo a mis margaritas de los malditos zombies y diseñando una estrategia perfecta con mis mazorcas lanza mantequilla que cuando se me ocurrió levantar la vista, la parada de tren a la cual le estábamos diciendo adiós me resultó muy familiar.
Plantas contra Zombies 2!!
Con un pálpito en el corazón le pregunto a la señora que tenía al lado: “¿qué parada es esta?” Y me dice el nombre de mi parada… ¿Qué hice yo? Bien, primero me vinieron unos sudores fríos muy intensos y luego unas ganas de matar a todos los que tuviera en frente. En ese momento, habría colocado a mi mazorca lanza mantequilla y a mi pez mutante lanza fuego para que destruyeran todo el tren y yo poder bajarme en mi parada a la que estaba diciendo adiós. Pero no lo hice, le dije a la señora como si nada ocurriera: “ah, vale muchas gracias” y me acerqué a la puerta del vagón para llamar corriendo a Mr. Paulson y decirle que iba en dirección a un sitio desconocido para mí donde igual había zombies y que no sabía a que hora pasaría un tren que me llevara a casa. Pero Mr. Paulson tenía el móvil sin cobertura… Así que de nuevo me entraron ganas de poner cocos por todas partes y mis plantas verdes lanza bolitas para destruirlo todo, pero no lo hice.
Me bajé en la siguiente parada, necesitando aún más ir al baño y con un frío como en las casas de los esquimales para esperar hasta que llegara un tren que me llevara a mi casa.
Lección aprendida: nada de jugar a Plantas contra Zombies en el tren. Never again porque ya otra vez me perdí (es decir, soy reincidente) y acabé en Arcore sin saber cómo.
Archivado en: Día a día en Milan, TODOS LOS POSTS Tagged: desde milan blog, española en milan, expatriada en milan, jugar zombies contra plantas, no jugar plantas contra zombies, zombies contra plantas