Pasaje destacado
"Cuando era niña me basaba en la fecha de mi cumpleaños para entender la dimensión del tiempo. El antes y el después. El 11 de marzo de 1994, el día que mi mamá se fue, se convirtió en mi nuevo parteaguas para todo. Me preguntaba si mi mamá ya se había ido o no como referencia. Ahora creo que, sin duda, mi nuevo punto de partida será el 6 de noviembre de 1996: el día que maté a un hombre.Creo que debería nombrar este día con un pseudónimo. El día de la pala, no. El día del ataque. No. El día del asesinato. No hay otra manera de nombrarlo, por mucho que me duela decirlo. Soy una asesina, a las cosas hay que decirles por su nombre, es lo que dice mi papá. Siento la saliva como nata en la garganta. Sé que después de esto nada podrá causar un mayor impacto en mi vida."
Ana Sofía González (Ciudad de México, 1977), es profesora, arquitecta y madre de dos niños. Ha tomado talleres literarios con Guillermo Arriaga, Laura Martínez Belli y Verónica Llaca, entre otros escritores reconocidos. Como cuentista ha publicado en diversas antologías como en “Cuentos para iniciar una fiesta” (La Caverna, 2018) y actualmente cursa la maestría en Literatura del Centro Cultural Casa Lamm. “No matarás” es su primera novela y una de las dos finalistas en el Premio Amazon México de Primera Novela 2024
su tercera y última obra publicadaLos puntos fuertes de la novela✔ El comienzo: fuerte, impactante, nos muestra una escena abrumadora. . .
Juan Pablo la sujeta con fuerza. Vicky dice que no. Él enrosca los dedos en su pelo enmarañado. La inmoviliza sin dificultad. Te gusta mi verga y lo sabes, dice y mete la lengua en su oreja. La tomó por sorpresa. Esperó detrás de los coches a que ella sacara la basura. Le succiona la boca. Ella aprieta los labios y cierra los ojos. La abofetea. No te hagas del rogar, pendeja, bien que quieres que te la meta. La lleva a empujones al fondo del patio de tendido. El hedor a orina en el azulejo corroe sus fosas nasales. Los ladridos de un rottweiler retumban al otro lado de la puerta. La presencia del hombre perturba al animal. Ladra y se azota feroz contra la lámina. Juan Pablo la tira al piso y le sube la falda. La mujer trata de evitarlo. No, déjame. Manotea, repite que no. No grites, dice y le tapa la boca.Con un rechinido se abre la puerta.
El perro se abalanza feroz contra él. La primera mordida es en el muslo derecho. Sacude la cabeza y lo jalonea para arrancarle el pedazo. Mana sangre de una arteria perforada. Juan Pablo siente los colmillos despedazar el tejido)
✔ La trama a grandes rasgos sin spoilers: está ambientada en la década de los 90 en Querétaro (México) y contada a tres voces, la de Ale (Alejandra), Vicky y Juan Pablo. La familia de Alejandra es de clase alta, vive sola con su padre (porque su madre los ha abandonado) y con Vicky,la empleada del hogar, en una urbanización de ricos, El Palomar. Como sabemos al comienzo mismo de la novela, (no es spoiler) Juan Pablo, el lavacoches de la urbanización, intenta violar a Vicky en el patio de la casa. Cuando Alejandra escucha sus gritos, suelta a su perro Tyson que se le tira encima y además, ella misma intenta ayudarla rematando y golpeando al hombre con una pala de metal. Ninguno de los participantes en el ataque sale indemne: Juan Pablo queda destrozado, mutilado y envuelto en un gran charco de sangre, las dos chicas con secuelas tanto físicas como psicológicas y el pobre Tyson queda malherido y sin un ojo. ¿Conseguirán ambas deshacerse del cadáver sin levantar sospechas ni del padre ni del resto del vecindario?
✔ Los personajes, las verdaderas protagonistas de la historia son las dos mujeres:▶︎ Alejandra es una de las tres voces de la trama: adolescente de 15 años que añora a su madre que salió por patas de la casa huyendo del padre, un hombre machista y maltratador. Adora a Vicky, que ahora se comporta con ella como la madre que no tiene
Vicky se cree mi mamá. Qué comiste, a dónde vas, llévate suéter, a qué hora regresas. No me deja en paz, me quiere mucho, sí, pero se pasa de la raya.
La vida de Alejandra da un vuelco cuando mata en defensa propia (y ajena) al limpiacoches (tampoco es spoiler, en el prólogo ya se dice que está muerto). Nada volverá a ser como antes para ella, debiendo lidiar con su fuerte sentimiento de culpa, las imágenes mentales del asesinato que persisten irremediablemente en su cabeza, el abandono de su madre y la convivencia con un padre autoritario que no parece quererla. Alejandra entiende que su madre, Margarita, se haya ido, lo que no entiende es por qué no la ha llevado con ella.
De pronto dio un pisotón en el suelo. Pescó a mi mamá de la nuca y la obligó a agacharse hasta forzarla a tocar con la cara la cucaracha que acababa de pisar. Yo vi cuando su nariz rozó la gelatina amarillenta que salía del caparazón. Sentí cómo poco a poco toda la sangre se me fue a los pies.
Se pasa la vida subida a un árbol escuchando música con sus auriculares puestos (de hecho se podría sacar una banda sonora con todos las canciones de la novela y que ella escucha, sobre todo rock de los ochenta) y espiando a los vecinos entre los que se encuentra Gustavo, el chico que le gusta, también objeto de deseo de su mejor amiga Laila.
Al fondo del jardín de mi casa hay un laurel, un árbol gigantesco al que amo treparme desde hace años. No es nada fácil subir, el primer salto me cuesta bastante esfuerzo, después uso las ramas como escalera. Hasta arriba hay un tronco que parece butaca. Allí clavé una bolsa donde guardo todo lo que necesito, mis binoculares, cigarros y un encendedor. Además de fumar y escuchar música en mi discman, me gusta ver lo que hacen mis vecinos. Las hojas son el camuflaje perfecto. Vengo aquí diario.
▶︎ Vicky (Verónica Castro), la asistenta de la casa, 35 años: segunda voz de la novela, su personaje para mí ha sido el mejor de todos, el más interesante Sufre ataques epilépticos que desde chica le han condicionado la vida.
El primero lo sufrió a los cinco años. No lo manifestó con temblores, como ahora, aquel fue más bien como una especie de trance. Vicky permaneció varios segundos babeando con los ojos en blanco. A Vicky le daba miedo la soledad porque a veces despertaba en el suelo con un chichón en la cabeza y no se acordaba de nada. Se sentía cansada y confundida. El día pasaba a cuentagotas por la incertidumbre de no saber cuándo podría desmayarse o algo peor
Vicky nos cuenta cómo son sus días en la casa de Don Ricardo y como es su relación con la hija de este, la niña Alejandra, a la que quiere, cuida y mima como a una hija. Da la impresión de no estar muy bien de la cabeza por varios motivos: porque asegura hablar con los muertos que no la dejan tranquila, escuchar a los espíritus que le hablan al oído, como el de su madre, Catalina que murió atropellada por un autobús ante sus ojos cuando era pequeña. Y porque en ocasiones ve hormigas, siente hormigas por todas partes, a su alrededor, corriéndole por el cuerpo, por el cuero cabelludo ¿Será que lo solo lo imagina, serán alucinaciones? Además es muy religiosa, extremadamente devota, cree en santos, ángeles, en la magia blanca. . .
La imagen de su madre tirada en la calle aguijonea sus pensamientos y por más que reza, los recuerdos no dejan de atormentarla. Sangre, tripas, humo, que no se te olvide nunca. El rostro de Catalina ensangrentada. Aprieta los ojos y espera a que el ramalazo se atenúe.
Miles de hormigas salen del fondo de la tierra a través de ellas, vienen del infierno, piensa.
Psst. Allí está, puede sentirlo. La presión en el pecho le restringe el aire de los pulmones. Taquicardia. Ninguna oración le viene a la mente. Solo visualiza gusanos, hormigas y carne podrida.
En su habitación la Santa Muerte y la Virgen de los Dolores de Soriano la esperan y le sonríen cínicas desde el altar. Las arroja al suelo. El vidrio de los portarretratos se rompe. Mira en todas direcciones. Las paredes respiran. Puede percibir cómo se inflan con cada inhalación.
Ha sido educada de una forma machista y su vida tampoco volverá nunca a ser la misma desde el ataque de Juan Pablo y la violación sufrida.
A ella le enseñaron que las mujeres valían si tenían hijos, solo a las monjas se les perdonaba que no los tuvieran porque estaban casadas con Dios. Ella quería una familia, pero ahora ni una ni otra, solo le quedó una existencia sin propósito.
▶︎ Hay dos hombres importantes en la historia, ambos deleznables:
● Juan Pablo también conocido como el Filipino, lavacoches del Palomar, se quiere dedicar a la lucha libre y tiene mujer e hijos. Juan Pablo, el violador, el villano, se le detesta desde el principio, e incluso el lector se alegrará de sus desdichas, todas buscadas y merecidas. ● Y el padre de Alejandra, Ricardo Castillo, un hombre violento con delirios de persecución, que cree que todo el mundo quiere robarle y que propicia la huida del hogar de Margarita, la madre, a la que cuesta entender. Cuesta pensar que una madre sea capaz de abandonar a una hija dejándola en manos de tal espécimen, desalmado, aunque por otra parte sí se consigue empatizar con ella, quizás no le haya quedado más remedio si quiere salir de allí con vida, ya que el marido no iba a aceptar por nada del mundo un divorcio.
Se acercó a mí y me abrazó, me dijo que a partir de ese momento íbamos a estar mejor. Como iba a saber que, para estar mejor, iba a tener que irse de la casa. Se fue a las dos semanas sin despedirse. No me dijo adiós, pero la última noche que durmió en mi casa, fue a mi cuarto y me dijo que debía desaparecer por un tiempo ¿Cuándo te vas? De nuevo no contestó. Apretó mis manos con fuerza y me dio un beso en la frente. Algún día me entenderás, dijo
▶︎ Y un perro, Tyson, el de la cubierta de la novela. Imposible olvidarse de él ya que juega su papel en la trama. Solo es un Rottweiler bastante fiera con los desconocidos, pero que debido a su instinto perruno está obligado a defender su hogar y su territorio, defender con uñas y dientes (nunca mejor dicho) a sus dueños, a los que sí demuestra su cariño (aunque no a todos, claro, al padre no lo soporta ¿porqué será?).
Una vez atacó a los señores de la basura porque la reja quedó mal cerrada. Se echaron a correr y se brincaron adentro del camión, si no quién sabe qué habría pasado. También mordió al veterinario que lo vacunaba. Siempre que Vicky saca la basura necesita encerrarlo en el jardín para que no se vuelva a escapar.
✔ La prosa: Ana Sofía González escribe muy bien, eso es algo que percibes en los comienzos, se percibe una prosa bonita y especial, y eso pues te da alas para continuar con muchas ganas la lectura.
En esta novela hay claramente dos tipos de lenguaje totalmente diferenciados pero que denotan ambos un gran control del mismo y que llaman mucho la atención: ● Por una parte, en los capítulos dedicados a Vicky y Alejandra, la narración es sencilla de entender para el lector, por más que el argot sea típico mexicano. ● Pero cuando Juan Pablo nos cuenta, ahí se nos complica un poco el tema, porque la autora usa una forma demasiado coloquial y callejera, más vulgar, supongo que será lo habitual en los barrios bajos de la ciudad. Lo cierto es que en esos capítulos (que son pocos, por favor, que nadie decida dejar de un lado esta lectura por este dato) pues algunas frases no terminamos de comprenderlas del todo bien, aunque por el contexto es fácil hacerse una idea bastante acertada de lo que se nos quiere transmitir. Un ejemplo:
Don Carlos era el mero mero, seguido lo veía. Yo lo saludaba así,todo buen pedo, pero él ni me fumaba, y es que la neta todo el mundo le lamíalos huevos a ese güey. Porque si él te daba el visto bueno, la hacías, entrabasporque entrabas y la hacías en grande. Pero uta, pa’ que eso pasara estababien cabrón.
Yo por eso andaba buscándole, porque sí sacaba pal chivo con las lavadas, pero muy apenas. Con que me cancelaran dos o tres servicios en la semana me daban en la madre y ya no me alcanzaba p’al gasto, peor tantito en época de lluvias. Pa’ qué me acordé del culero ese del peluquín, que chingue a su madre cada vez que respire
✔ Los temas que se tocan, hay varios muy presentes: la violencia machista y misógina, las consecuencias psicológicas en una adolescente que sufre el abandono de su madre, el remordimiento y la culpa que puede acompañar el resto de una vida, las diferencias entre las clases sociales, el fanatismo religioso y la fe a ciegas sin dudas ni cuestionamientos, la. . . ¿locura? o ¿enfermedad mental?
Resumiendo:“No matarás” es una magnífica ópera prima no exenta de crudeza que nos plantea y nos lleva a reflexionar sobre cómo esas decisiones que a veces debemos tomar sin pensar demasiado, nos pueden voltear la vida de la noche a la mañana, cambiarlo todo sin posibilidad de vuelta atrás. Una gran novela negra que mantiene una inquietud constante en el lector por saber de qué manera saldrán las protagonistas del atolladero en el que se metieron.Que me diga “te quiero” no es suficiente. Me duele comprender que no soy lo más importante en su vida. El problema no es la falta de amor, nunca es la falta de amor, el problema son las prioridades de las personas, me dijo la psicóloga una vez. ¿Se supone que eso debería de hacerme sentir mejor? Quizá nunca fui su prioridad.
¿Os recomiendo esta novela? Por supuesto, por varios motivos: por todos los puntos destacables que os he contado arriba, pero también porque la trama consigue engancharte desde el minuto uno, la autora escribe de forma muy directa y sin pelos en la lengua, no se corta a la hora de describir escenas sangrientas, y porque te obliga a reflexionar sobre si serías o no capaz de llegar a matar en defensa propia o de alguien muy querido, y te preguntas ¿es la madre de Alejandra realmente una mala madre por haberla abandonado y huido de la violencia del marido sin llevarla consigo? ¡No os la perdáis! Esta novela ha sido un "Debate a tres", la hemos leído y debatido a tres bandas en nuestro club de lectura particular, un Debate en el que en la mayoría de nuestras opiniones hemos coincidido, aunque no en todas. Si tenéis curiosidad por ver otros enfoques, otras perspectivas distintas, u os apetece saber si Mariana y Rosa han disfrutado la novela tanto como yo, podéis hacerles una visita y leer sus reseñas AQUÍ y AQUÍ, seguro que no os arrepentiréis
Mi nota esta vez es la máxima, para variar, dicho sea irónicamente:
