ENTREVISTADOR: En algunas entrevistas has indicado una doble relación con la cuestión de la posmodernidad y la vanguardia narrativa de los 70. Por un lado, parecen ser una fuente de influencia, mientras que por otro quieres establecer alguna distancia entre tú y escritores como Barth, Pynchon, Barthelme, Burroughs.
FOSTER WALLACE: No sé nada de distancias. Sé que mis padres leían mucho y yo leí mucho mientras crecía, y lo que me gustaba no era probablemente muy diferente de lo que te gustaba a ti. Nos gusta que nos emocionen, y aun así, para quien intente ser escritor de ficción en el año 2000, las convenciones de lo que se llamó Realismo ya no parecen ser tan reales, o son más difíciles de tragar. Algunas cosas de los escritores que has mencionado me parecen más “reales” que Dickens o Anne Tyler o el realista que prefieras. Por otro lado, algunas cosas que han dado en llamarse posmodernas pueden ser tan opacas y conscientes de sí mismas como texto o salón de espejos, que su único atractivo es intelectual y cerebral. No descarto la idea de que haya algo de valor en ellas; es sólo que eso no es lo que me pone. Particularmente no me considero miembro de ningún bando, aunque es interesante observar a miembros de distintos bandos hablando de ti y retorciendo las cosas para que acabes siendo una fuerza amistosa.
David Foster Wallace
Conversaciones con David Foster Wallace
Traducción: José Luis Amores
Editorial: Pálido Fuego
Foto: Basso Cannarsa
