Mi pasión por el cine nació en los últimos cines de barrio y se confirmó en los primeros videoclubes. Entonces, recién estrenado el primer VHS, se inició un proceso de cambio que todavía no ha terminado. Las salas no han parado de perder espectadores, cada vez se han cerrado más, quedando los centros de las ciudades sin cines, y ante la proliferación de pantallas y canales el consumo de audiovisuales se ha vuelto progresivamente más individual. Dijo en su momento Godard que el cine del futuro sería más libre y personal. Todavía está por ver que así sea, de lo que no cabe duda es de que nuestra forma de ver cine es cada vez más libre y personal, con todo lo que ello implica.
cinefilia en el sentido más tradicional que ahora sea posibleSi en este libro me remonto a aquellos años no es solo por mera nostalgia, sino para retratar los pasos de este proceso. Un proceso que ha marcado la actividad de la industria, en buena medida debilitándola, que ha modificado nuestro gusto estético e incluso nuestra relación con las pantallas. Mentiría si me confieso nostálgico de esos primeros años de cinefilia. Sinceramente, disfruto tanto ahora, con la gran facilidad de acceso a todo tipo de materiales, como entonces, cuando descubrí muchas de las películas que todavía me acompañan. Por eso mismo no creo que me corresponda a mí ensalzar una época por encima de otra o una determinada forma de ver cine. A lo largo de estas páginas he procurado retratar los cambios, tanto los que ya han tenido lugar como los que están a la vuelta de la esquina. Con hacerlo de la forma más exacta posible, me conformo. Hay muchos fenómenos que están agilizando el sector audiovisual a pasos agigantados, como las ahora exitosas series de televisión, las webseries, la eclosión de youtubers, y que están perfilando un panorama nuevo y diferente… Advierto al lector que sobre esos asuntos no encontrará más que menciones puntuales, ya que hablo de cinefilia en el sentido más tradicional que ahora sea posible. Puede que en estos días seamos menos los que dedicamos al final de la jornada un par de horas a ver una película, ya que una inmensa mayoría dedica ese momento a formatos de duración más corta, de mayor inmediatez. A todos aquellos que contra viento y marea mantienen el ritual, va dedicado este libro. Un libro de cinéfilo para cinéfilos.