No me gusta la disciplina

Hay que reconocer que la disciplina es una herramienta valiosa para progresar, pero al mismo tiempo limita la imaginación. Es trabajo, trabajo y trabajo. Cuando se tiene un fin en la vida, es estupenda. Pero ¿la vida tiene un fin? Sólo la imaginación te hace libre de los yugos sociales. La disciplina te hace fuerte. Pero para qué quiero ser fuerte. Fuerza es agresividad, y la agresividad agria el carácter. Y el carácter marca nuestros pensamientos, que finalmente, se alejan de la felicidad.  O tal vez te hunda más en la miseria.  No creo en la disciplina como no creo en seres extraños que gobiernan el universo y por los que justificamos las atrocidades más crueles contra nosotros mismo.  La disciplina es hermética. Y el hermetismo... Ah, ya hemos hablado del hermetismo. "La disciplina es el mejor amigo del hombre, porque ella le lleva a realizar los anhelos más profundos de su corazón" sentenció La Madre Teresa de Calcuta. Y tal vez tenga razón. Tal vez te lleve a realizar los anhelos más profundos. Y sin embargo, sigue sin gustarme.