Título original: No mires para abajo
Director: Eliseo Subiela
Guionista: Eliseo Subiela
Intérpretes: Leandro Stivelman
Antonella Costa
Hugo Arana
Mónica Galán
Octavio Borro
María Elena Ruas
Productor: Daniel Pensa
Fotografía: Sol Lopatin
Música: Pedro Aznar
Montaje: Marcela Sáenz
Nacionalidad: Argemtina
Francia
Año: 2.008
Duración: 80 minutos
Edad: 13 años
Género: Drama, Romántica
Distribuidora: Karma Films, S. L.
Estreno: 17-07-2.009
Página WEB: Web Oficial de la película en España
Web Oficial de la distribuidora en España
Tráiler de la película en YouTube
Calificación:
Crítica: 5,269 Espectadores: 10.338
Vizcaya: 5,488 Recaudación: 60.452,46 €
España: Puntos (Popularidad):
Rugoleor: Ratio de popularidad:
Sinopsis:
Eloy, un joven de 19 años, pasa de la adolescencia a la vida adulta en poco tiempo tras la muerte de su padre. En el camino conoce a Elvira, que mediante el aprendizaje de ciertas prácticas sexuales le permitirá acceder a zonas desconocidas de su espíritu y de la realidad.
Buscando su inspiración en el milenario “El Tao del Amor y el Sexo”, el argentino Eliseo Subiela (“El lado oscuro del corazón”) narra el despertar sexual de un joven (Leandro Stivelman) que acaba de perder a su padre, funerario para mas inri. El despertar le llegará de la mano de Antonella Costa, con quien entabla una más que tórrida relación, pues esta se ha propuesto convertirle en un auténtico especialista en sexo tántrico. Para ello serán necesarias unas cuantas sesiones.
Crítica:
18.07.2009 – JOSU EGUREN
Naturaleza muerta
Para adentrase en esta irregular película argentina tenemos que caminar sin miedo, asiéndonos al brazo de un joven sonámbulo que pasea por las azoteas próximas a un cementerio, al tiempo que evitamos preguntas incómodas que pueden interrumpir la poesía asonante de Subiela. Y es que el cine de este veterano director argentino, tan personal y deliberadamente místico como en los 80, sólo es apto para aquellos espectadores que estén dispuestos a profesarle una adhesión inquebrantable, porque la más mínima duda basta para que nos alejemos de sus películas y pasemos a contemplarlas como la sublimación tántrica de un gran bostezo.
Es difícil comulgar con Subiela, un adorador de imágenes surrealistas, voz en 'off' y metáforas grandilocuentes, siempre dispuesto a colarnos sentencias lapidarias, generalmente paridas en labios ajenos, porque su cine se compone de secuencias-estrofas que en muchas ocasiones riman, aunque raramente llegan a componer grandes poemas. Es más fácil sentir atracción por los temas que polarizan su cine, Amor, Sexo y Muerte, especialmente si comulgamos con la idea de que se impone un necesario reequilibrio de fuerzas entre el Sexo y la Muerte.
“No mires para abajo” trata de restablecer ese equilibrio, y lo hace dedicándole al sexo todo el metraje, aunque pocas veces volverá a verse en pantalla una colección de imágenes explícitas tan poco erotizantes. Subiela aboga por el sexo tántrico y coloca a su protagonista en todas las posiciones del Kamasutra, emparejándolo con una sanadora espiritual. Curiosamente, los viajes iniciáticos del protagonista se interrumpen en el momento del orgasmo, dando lugar a una paradoja que nunca se resuelve. Si el semen es un líquido portador de vida, ¿por qué rompe la unión de los amantes? ¿por qué nunca se muestra? Pudor, calculado misticismo o celo por preservar intacta la piel de sus amantes, lo cierto es que el filme no le toma el pulso a la vida, e invoca el gélido recuerdo de las naturalezas muertas.