Revista Sociedad

No, no es una tragedia.

Publicado el 28 febrero 2023 por Salva Colecha @salcofa

El otro día nos levantamos con una noticia, otra más, otro fracaso colectivo como sociedad, 60 seres humanos perdían la vida en el mar, cerca de Calabria. 60 historias truncadas al buscar un futuro mejor. Resulta irónico, perder la vida buscando justo eso, una vida digna. Persiguiendo lo que para nosotros resulta legítimo, una existencia digna, pero se les niega a todos aquellos que no han tenido la suerte de nacer por estos barrios. Pero bueno, ya no son noticia, ya nos han inmunizado contra las imágenes de niños como Ayllan, (¿recuerdas? Si, el niño aquel que apareció flotando en una playa de Turquía y que podía haber sido cualquiera de nuestros hijos – no, no pondré la imagen porque todavía se me parte el alma en dos cada vez que la recuerdo- ). Aquella imagen nos partió el alma, si es que la teníamos, pero ya parece que hayamos olvidado todo, igual que olvidamos cuando se nos moría la gente a la puerta de Europa, en un lodazal y no fuimos capaces más que de «vender» aquellas personas a Turquía a cambio de que «no molestasen». Ya no son más que un rinconcito en los periódicos o un titular rápido que olvidaremos en dos días como ocurrió con el Aquarius y toda aquella gente que llegó a puerto, desembarcó y sigue inmersa en un laberinto de papeleo. Es el pan nuestro de cada día en esta sociedad que hemos creado, sin corazón y miope, muy miope.

Pero no, no es una tragedia, ni por asomo. Nos han dicho que es una tragedia en la que se han perdido 60 vidas, como tantas se pierden en el mar y no nos enteramos. No es una tragedia porque no es más que un reflejo de lo votado, de lo que en realidad se ha elegido. El hecho de que los servicios de recate no hicieran nada “porque había mala mar” no es fortuito. Italia, Europa, el mundo entero sabíamos el programa de la Ultra Meloni. Resulta un tanto hipócrita dejarlo todo en “una tragedia” y desentenderse, olvidarlos y lavarse las manos como Pilatos cuando si podemos responsabilizarnos, si podemos protestar contra un gobierno, contra una forma de hacer política que cuesta vidas, muchas vidas, más allá de los mares, si, pero también dentro de nuestras fronteras, también cuando se nos intenta convencer de que la subida del SMI proporciona una vida digna más allá de la miseria (80€ que se diluyen en la comprar semanal de alimentos para la familia) o cuando nos dicen no entender porqué nuestros jóvenes, hartos del presente y del futuro que les espera contemplan autolesionarse o el suicidio pero no se hace nada por aumentar la dotación psicopedagógica de los colegios, aunque les dimitan equipos directivos en institutos como el de Mislata, impotentes ante el hecho de que 15 alumnos presenten conductas suicidas.

Pero claro, resulta cómodo decir que hablamos de tragedias, porque la tragedia quedará en lo fortuito, porque así continuaremos en nuestro letargo de responsabilidades, seguiremos dormitando hasta que la tragedia nos llegue a nosotros


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