No, no voy a leer en diagonal

Se rumorea que los dispositivos electrónicos de lectura y las aplicaciones móviles están trabajando para facilitar la lectura en diagonal. Pues yo me niego. No, no voy a leer en diagonal, por muchos tutoriales que suban a las redes explicando cómo hacerlo. También hay manuales para leer cada vez más rápido. Si ya mi cerebro lee a veces cosas que él quiere con una lectura normal, si lo mando a "caminar" en diagonal puede resultar cualquier cosa menos lo que las palabras quieren contarme.

Estoy cansada de que este sistema me pida cada vez ir más rápido. No hace mucho también anunciaron que alguna plataforma de contenido audiovisual está probando tecnología que permite que el usuario pueda adelantar las escenas de series y películas. Dicen que es para adaptarse al modo de vida Millennial. Pues queridos congéneres nacidos entre 1981 y 1993, no se dejen engañar, lo que quieren es que no disfruten del ocio y la cultura y sigan produciendo. Hace ya muchos años descubrí el llamado Movimiento Lento gracias a un libro del periodista Carl Honoré, Elogio a la Lentitud, que resultó ser un éxito de ventas (se ve que esto de correr nos disgusta a muchos). En él, explica cómo prácticamente cualquier actividad que se realice de forma lenta es más beneficiosa. Por ejemplo, muchos ejercicios físicos son más efectivos si se realizan despacio. La comida se disfruta mucho más si la ingerimos con tranquilidad y saboreamos así los alimentos. Un viaje relámpago nunca nos dejará el mismo poso que uno en el que el tiempo no nos persiga. Un libro que leamos despacio, que nos permita la reflexión, no pasará ni pena ni gloria por nuestra mente ni nos permitirá reducir la realidad con simpleza. Y un largo etcétera. Así que yo, cuando leo, leo. Y cuando me pongo frente a una película o una serie, la veo con el paso de los fotogramas a su adecuado ritmo. Porque en ese momento no tengo nada mejor que hacer. Me digan lo que me digan. Yo escojo ser caracol y me da igual cuándo llegue a la meta. Si es que llego.