Revista Música
Seguramente más de una banda con primer disco perfecto se ha visto en la tentación de imitar al viejo blusero que pactó con el diablo, y lograr con sus discos siguientes el mismo impacto fundacional. Desde el vamos eso es imposible. La genialidad es inimitable. Algo que linda con la magia. Siempre quise hacerle esa pregunta a un artista (o por qué no deportista) que logró llegar a la perfección alguna vez. ¿Cómo se siente saber que nunca se va a repetir? ¿Hay orgullo? ¿Frustración? Imposible saberlo para personas tirando a regulares, como nosotros.
Luego de esta introducción, quizás desmedida, le pegamos un hondazo al texto y lo llevamos a analizar lo que nos pasó con Angles, el nuevo disco de The Strokes. ¿Es taaan fracaso o estamos ante uno de los mejores discos de 2011?
La clave de por qué nos gustó este disco y no nos enojamos tanto es por algo clave: su primer disco This is It no nos voló la peluca. No fue un disco trascendental que marcó un antes y un después en nuestra vida musical. Entonces no hay reclamos para esta banda. Entonces desde esa óptica desapasionada (que no tuvimos con Oasis, (ahí sí hubo enojo) podemos decir que es un buen disco de rock de una banda que suena a todas y a ninguna. Ya triunfaron.
Porque no es fácil hacer bailar elegantemente desde el rock sin obligarte a hacer air guitar todo el tiempo y Machu Pichu lo consigue como si fuese un nuevo corte de David Guetta. Aún con dos o tres buenos guitarrazos que aparecen por ahí.
Se nota el intento del cuarteto neoyorquino por volver a las fuentes, eso sí. Angles recupera cierto minimalismo y un sonido más filoso, concreto. Es como que salieron del placard y ya no les molesta que se les noten todas las bandas que les encantan. Los discos anteriores tenían una capa de producción que les jugaba en contra a la propuesta seminal de la banda. Los proyectos solistas también ayudaron (somos más fans de Albert Hammond Jr), y entre los cruces de riffs y la voz cascada pero cada vez más pop se Julian Casablancas, se armó un punto justo de crecimiento y de respeto por las bases que fundaron allá por 2001.
De acuerdo con la blogosfera este es un disco de influencias y parece cierto, Metabolism tiene Muse, Gratisfaction tiene The Beatles, You´re so right tiene Radiohead (sí, tiene) y según la red Two Kinds Of Happiness tiene tanto de The Cars que es un homenaje, pero nunca escuché The Cars y para mí esta canción aprendió de The Clash, filtrándole toda la protesta posible claro.
Luego de leer algunas declaraciones de los integrantes de la banda, sobre lo difícil que fue la grabación pensábamos que la cosa se terminaba acá, pero no, hay rumores de nuevo disco pronto. Justamente ese picante que tienen hace que los Strokes nos caigan bien. El otro día tocaban en un programa de la TV americana y ahí estaban, cara de orto entre ellos, con tensión, de la buena, esa que los lleva a tirarse buenos riffs y estribillos por la cabeza.
Para cerrar este análisis de Angles, está el buen ejemplo de Pearl Jam. Esta banda es un buen ejemplo de que se puede intentar imitar ese primer éxito sin frustarse, y en el camino dejar buenos discos que hoy les permiten tener un setlist imbatible en vivo. Y en ese camino probar cosas como Call Me Back, que quizá no le guste a todos los integrantes de la banda pero, de vuelta, de la tensión pueden salir buenas ideas.
Call Me Back parece muy cercana a su versión demo, como si no la hubieran arreglado mucho y gana desde ese lado. Además tiene un puente donde se ponen esotéricos con juegos de voces entrando para salir enseguida en un surrealismo no esperable quizás aprendido en tanto happening neoyorquino.