Revista Economía

No nos vamos, nos echan.

Publicado el 15 abril 2020 por Torrens

El lio que se ha montado porque el conseller Buch ha echado en cara al gobierno de Pedro Sánchez la cifra de 1.714.000 de mascarillas al coincidir con la fecha nefasta de Catalunya es una demostración más de que las razones para querer la independencia de Catalunya son muchas y contundentes porque el problema no está en Catalunya sino en España.

El conflicto fue iniciado por enésima vez por Rajoy y el PP cargándose el Estatut del 2006 y desde entonces ha quedado más que claro que desde Madrid se ha hecho, y se hace, lo máximo posible para conseguir que el independentismo renazca en Catalunya y crezca rápidamente, para acabar considerando al independentismo y de rebote a Catalunya como los apestados del país, con acciones judiciales, represión, insultos, difamaciones y barbaridades en general que no se intentaron ni con ETA.

Es cierto que el comentario del conseller Buch se lo podía haber ahorrado o al hacerlo podía haber sido más comedido y no demostrar tanto enfado, pero el propio Buch ha explicado la razón de su dura reacción porque si algo está claro es que la cifra era intencionada, en primer lugar todas las mascarillas que se mandaron a CCAA lo eran por cifra redondeadas, excepto la de Catalunya, además en todos los casos la cifra se estableció aproximadamente en función del número de habitantes pero en el caso de Catalunya el porcentaje es casi dos puntos mayor que el real, y lo que es peor, los porcentajes resultantes de las cuatro provincias son muy dispares e inexactos dando toda la impresión que fueron establecidos para que el total fuese el maldito 1714.

Buch hizo lo correcto porque ya está bien de que todo lo relacionado con Catalunya reciba trato de apestados y además existe la convicción generalizada que si la Generalitat hubiese podido gestionar la crisis sanitaria sin cortapisas nos habríamos ahorrado un montón de difuntos, y además hay una clara demostración de que actuó bien, porque de manera inmediata recibió duras críticas de Colau y Rufián.

La pocilga mediática y política española puso a Buch de vuelta y media, calificándolo como cateto, extremista, intransigente y muchas cosas más, y dos miembros del gobierno, el ministro Avalos y la ministra Darias de política territorial exigieron a Buch altura de miras, cuando la altura de miras de su gobierno está por debajo de las líneas de metro.

Curiosamente ninguno de los que criticaron a Buch se refirió a dos inmensas barbaridades que se produjeron casi al mismo tiempo que el comentario de Buch. La primera fue cometida por un general de la Guardia Civil que en una de las ruedas de prensa sobre el virus en la Moncloa dio, se supone que como gran avance en la lucha contra el virus, la información sobre un gran éxito de la Guardia Civil que recuperó y devolvió a su legítimo dueño treinta naranjas que habían sido robadas, y la segunda del ministro de Seguridad Social José Luis Escrivá que ha venido a decir que los epidemiólogos que asesoran al gobierno están a un nivel profesional muy superior a los que asesoran a la Generalitat. Lo más preocupante de esta barbaridad sería que tal imbecilidad la haya dicho un ministro del gobierno, pero ocurre tantas veces que ya no pasa nada, a menos claro, que la barbaridad la diga un político catalán. Resulta que ese epidemiólogo de categoría inferior a que se refiere el idiota metido a ministro es Oriol Mitja que gracias a un excelente trabajo que realizó en unas islas de Papua-Nueva Guinea consiguió erradicar la enfermedad del piar, parecida a la lepra por lo que obtuvo premios en Suiza y del Consejo Europeo de Investigación (European Research Council), pero en España es el epidemiólogo mas odiado porque no dice exactamente lo que dicen en Madrid, y ya se sabe que los políticos del régimen del 78 no se equivocan jamás, los errores siempre son cosa de los demás.

A propósito de régimen del 78, Pedro Sánchez pretende organizar unos segundos pactos de la Moncloa, pero teniendo en cuenta que los pactos de 1977 supusieron el establecimiento del régimen del 78, es decir el régimen autoritario camuflado de democracia que padecemos desde hace décadas, me temo que el objetivo de el Mentiras es afianzarlo e incrementar su control del país.


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