Revista Espiritualidad
La tristeza y el sufrimiento que conlleva la muerte de un ser querido es inevitable. Si necesitamos expresar ese sufrimiento, debemos hacerlo, y pedir ayuda si la precisamos. Pero tras el duelo necesario, debemos continuar con nuestra vida. No podemos permitir que este sufrimiento no nos deje sentir a los otros seres queridos que están vivos y que están junto a nosotros. Tenemos que hacer el esfuerzo de llenar el vacío que nos queda entregándonos a una vida más plena desde el punto de vista espiritual, así conseguiremos un verdadero alivio. El consejo 71 de Gurdjieff a su hija fue:
No olvides a tus muertos, pero darles un sitio limitado que les impida invadir toda tu vida.