Revista Maternidad
Sr Valeriano Gómez
Ministro de Trabajo e Inmigración de España:
...."Si tuviera que elegir una sola medida por encima de todas las demás para estimular la igualdad y, al mismo tiempo, la eficiencia de una economía, la capacidad, la producción y la riqueza a medio y largo plazo, esa sería que todos los chicos pudieran estar escolarizados inmediatamente después de su nacimiento".
Estas fueron sus declaraciones cuando se refirió a que la "gran asignatura pendiente" es extender la escolarización a partir del momento del nacimiento y yo, madre de una niña no puedo más que responderle con la frase bandera de la Ruta Pacífica de las Mujeres, un movimiento colombiano pacifista y antimilitarista: "No parimos hijos e hijas para la guerra!"
Supongo que usted se preguntará qué tiene que ver una escolarización inmediatamente después de nacer con enviarlos a la guerra, palabras de una radical sacada de quicio no?... cuando obviamente esta maravillosa medida que usted propone es justamente (a su parecer) para crear un mundo más productivo y rico, más igualitario. Pues señor su propuesta no es otra que pedirnos a las madres que abandonemos a nuestr@s criaturas ni bien nacen para que no quedemos fuera ni un día de la cadena de producción. Señor, si yo soy capaz de abandonar a mi hij@ ni bien nace, si puedo despojarnos así de nuestra díada, para que no se vea comprometido el sistema de producción y consumo y entregarlo al sistema educativo (el primer sistema militarista al que sometemos l@s niñ@s) ; cuando se les ocurra mandarlos a la guerra (y no solo a la guerra de los tiros y las bombas, sino al desangramiento persistente y competitivo que hacemos sobre los otros y que dejamos que hagan sobre nosotros), a morir por sus intereses ( los suyos Sr. ministro, nunca los nuestros), a poner su vida al servicio de su perverso sistema donde no cabe la construcción del otro desde el respeto, la responsabilidad y el reconocimiento; yo, que ya estaré a kilómetros emocionales de mi criatura, que me habré puesto del lado de la violencia, de parte de la sociedad de consumo, creeré que es su deber y lo entregaré. Es la historia del patriarcado, esta generación escolariza a sus hijos desde el nacimiento, y esos niños abandonados y carentes entregarán a los suyos para morir por otros; supongo que no tengo que decirle que deseo algo mucho más grande para mis hijos y mis nietos.
Y aunque, no soy española, ni vivo en España (lo hice durante 5 años y mi hija es ciudadana española, al igual que su padre), este tipo de intenciones traspasan las fronteras, este tipo de propuestas me movilizan como ser humana, como habitante del mundo y ante todo como hermana de otras madres y como madre. Así que le repito señor ministro, yo no gesté, ni parí, ni voy a amamantar y criar para la guerra
La infancia de mi hija es su bien más preciado, es su punto de origen, la semilla de lo que vendrá después y sabe por qué? Porque en ella se engendra la raíz de su adultez, en ella se gesta como ser humano y se delinean las formas de vinculación con el otr@ y con el mundo. Y dejeme decirle, el sistema escolar militarista no me da confianza para entregar esos preciados años. Usted bien lo expone lo importante es: estimular la igualdad y, al mismo tiempo, la eficiencia de una economía, la capacidad, la producción y la riqueza a medio y largo plazo, ". ... ¿dónde quedan la alegría, el bienestar, el deseo, la confianza, la inclusión, el respeto? Pues son esos y no la producción y el consumo el sustento que deseo para mi hija y a través de ella es mi deseo para tod@s l@s niños que están y que vienen.
Yo ya fui y probé su mundo, el sistema que usted defiende, creyendo a pie juntillas en la supuesta felicidad que otorga: el de la igualdad (no la equidad) el “ser alguien en la vida”, un “hombre/mujer de bien”, el de valer por lo que hago, lo que produzco y el de importar en la medida que consumo. Créame no es el mundo que sueño para mi hija.
Una medida tan indolente que niega el vínculo, el amor, el contacto no me genera ninguna confianza. Una propuesta que de llevarse a cabo anularía todos los deseos y necesidades de las criaturas, es cuando menos sospecha. Una medida que pretende despojar a l@s bebés del amparo y regazo de sus madres, no está pensada desde le bienestar común sino desde el enriquecimiento de unos pocos ¿Para qué quiere a nuestr@s hij@s? Se supone que tengo que creer que lo guía su necesidad de hacer valer mis derechos como mujer trabajadora (soy yo como mujer, como madre quien decide lo que significa conciliación y equidad, no usted desde su indolencia y la negación del niñ@ como un ser humano con derechos de primera)?, ¿su generosa intención de verme libre del yugo que para usted suponen l@s hij@s?, ¿su deseo de un mundo más justo? Lo siento, no lo creo, como madre responsable del bienestar de una criatura no puedo creerlo; creo más bien que interesa formar cada vez más seres humanos vacíos y carentes, seres despojados de voluntad, buenos obreros obedientes, esclavos convencidos de su libertad. En definitiva, seres que a fuerza de abandono crean que este es el único mundo posible y vayan mansamente a morir y matar.
Y tengo que decirle además, que esto no es personal, no es contra usted como ser humano sino como representante de un sistema, porque usted no es el problema sino la sociedad que hemos generado y que posibilita y alienta este tipo de iniciativas y de la que yo también soy responsable. Usted representa un sistema basado en la carencia, el abandono, el no reconocimiento, el dolor y el maltrato; un sistema que alienta la existencia de jerarquías, de víctimas y victimarios; una sociedad excluyente, desamparada e indolente; usted habla a favor de la violencia.
Basta de mutilarnos las entrañas, basta de "matar a la madre", de racionalizar el amor, basta de negar nuestro deseo, nuestro vínculo con nuestr@s hij@s y vendérnoslo como libertad y signo de civilización.
Las criaturas no son nuestra propiedad, ni una mercancía con la que se puede especular, tampoco son un elemento decorativo, mucho menos una traba que nos impide realizarnos como mansas obreras de esta inhóspito sistema. No es nuestro deber tener hij@s, pero si es deseo y deber entrañable ampararlos y cuidarlos de todo aquello que pretenda despojarlos de su humanidad y bienestar. Ese es el derecho que hoy reclamo y por el cual exijo de usted una rectificación
Atentamente,
Violeta Osorio Ramírez, madre de Kyara