"La felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días.", Benjamin Franklin.
Hoy para todos los lectores, tengo la pregunta más importante que puedes hacerte cualquiera de estos días y repetirla durante el resto de tu vida.
¿Eres feliz? ¿Cuán feliz eres?
El otro día, hablando con dos buenos amigos, salió esa pregunta. Y la respuesta de uno de ellos fue un NO. Pero no un "no" rotundo o un "no" dudoso. Era un NO cargado de pesar, de problemas complejos detrás.Desafortunadamente, no he conseguido saber qué hay detrás de ello para echarle una mano.
Como podéis imaginar, en ese instante, tanto el otro amigo y yo nos estremecimos y en seguida dimos cuenta del alcance y del significado de su respuesta.
No puedo negar que sentí rabia, dolor y pena en ese momento.
La gente que me conoce sabe que soy muy optimista, que derrocho energía y siempre estoy al pie del cañón. Todos tenemos debilidades, es cierto. Pero, que la gente de mi alrededor se sienta a gusto con la vida, aporta sentido a la mía. Y, esto es así, porque vivo conectado psicológicamente con quienes me rodean, aquellos quienes me aportan algo en mi vida.
¿Qué os quiero comunicar con este artículo?
A priori, es algo que parece sencillo. No desperdicies tu vida en hacer algo que no quieres. No vivas sin objetivos. Despierta, levanta, encuéntrate contigo. Háblate, pregúntate si cada día que pasa te sientes realizado. ¿Te llena lo que haces? ¿Te acuestas cada noche con la satisfacción de haber hecho algo que te desarrolla personalmente?
Pasar por una mala racha es normal. Deprimirse, no. Tener un mal día es propio del ser humano, de su condición. Sentir que la vida te da la espalda, no.
Si te estás distanciando de lo que realmente te hace feliz, cambia el rumbo.
La felicidad no es el objetivo, es el camino. Recuérdalo.
Muchos pensaréis: bueno, y esto qué tiene que ver con el deporte.
Puedes verlo como el agua de un vaso, o medio lleno o medio vacío. Yo no voy a ahondar en los medios vacíos.
El deporte puede ayudarte a cambiar el rumbo. Puede ayudarte a ser más feliz. A vivir mejor, o simplemente a vivir. El deporte es superación en estado puro. Es objetivo tras objetivo.
¿Hace cuanto dejaste de sentir aprecio por tí mismo? ¿Has dejado de gustarte? ¿Por qué? ¡Eh, despierta! ¡Demuéstrate lo que vales y lo que eres capaz de hacer!
Y, no hace falta ser psicólogo para darse cuenta que el ser humano se mueve para conseguir sus propósitos. Si no tiene propósitos, se estanca. En todos los ámbitos: personal, profesional y, por supuesto, deportivo.
Así que, no lo olvides. Comunícate con tu "yo" interno. Compartid vuestras inquietudes, plantearlas y elaborad un plan de ataque. Proponte objetivos pequeños, que sean escalones a superar para llegar a la cima de tu súper-objetivo. Y más temprano que tarde, lograrás el súper-objetivo. Entonces, será el momento de plantear uno nuevo.
Y sobretodo, disfruta. Joder, disfruta del esfuerzo y de la recompensa. No dejes que nadie te diga que no puedes hacer algo. ¿Quieres hacerlo? Entonces, ¿a qué esperas? Saca la mejor versión de ti mismo. Tú puedes ser el mejor -de ti mismo-.
Y, un pequeño detalle más. Cada vez que nos deprimimos, el cerebro manda segregar una sustancia que es exactamente la misma que se segrega cuando estamos a punto de morir. ¿Cuantas veces vas a morir en vida?
Ven a vivir con nosotros y comparte tu vida con los demás.