Las tasas de lactancia materna en España demuestran que todavía queda mucho camino por recorrer. Aunque van aumentando ligeramente, en las primeras semanas de vida del bebé un gran número de madres abandonan la lactancia materna o empiezan a complementar con biberones.
Pero la lactancia materna no puede ser tan difícil... Si lo fuera, los seres humanos lo habríamos pasado bastante mal como especie animal antes de la invención de las leches de fórmula. Entonces, ¿qué es lo que ha pasado? Ahí van varias causas que estan en la raíz del desecenso espectacular en las cifras de lactancia materna experimentadas durante la segunda mitad del siglo XX:
- Presión publicitaria y económica de los fabricantes de sucedáneos de leche materna.
- Pérdida de la cultura del amamantamiento.
- Carencia de referentes culturales apropiados de lactancia.
- Falta de formación y apoyo entre los profesionales sanitarios.
- Escasos esfuerzos de las administraciones públicas para apoyar la lactancia.
La influencia del parto
También hay otros factores -sobre todo en lo concerniente al nacimiento- que no contribuyen precismente a un buen comienzo de la lactancia materna:
- Uso excesivo de medicamentos durante el parto.
- Separación entre la madre y el bebé.
- Priorización de normas y protocolos frente a las necesidades de la madre y el bebé
La expectativas del bebé
Y, ¿Qué espera un bebé? Según Diane Weissinger, IBCLC con varias décadas de experiencia en la consultoria de lactancia y coautora de la 8ª edición de El arte femenino de amamantar, los bebés buscan:
- Estabilidad postural. Y la consiguen, básicamente, cuando están apoyados sobre su vientre, preferentemente, sobre el cuerpo de su madre.
- Verticalidad. No implica que tengan que estar completamente verticales, pero amamantan de manera mucho más cómoda y natural cuando su postura sobre el cuerpo de la madre tiende a la verticalidad.
- Un lugar para colocar la mandíbula inferior. Por lo que tienden a echar ligeramente la cabeza hacia atrás. Con este movimiento adelantan su mandíbula inferior, lo que les permite abarcar con ella una mayor porción del pecho. No hay que aprisionarles o esforzarnos por colocarles en una postura de libro, porque estaremos coartando sus movimientos naturales para buscar estas posturas óptimas.
- Contacto con el pecho con su cara y mejillas. No hay mecanísmo que dispare con mayor celeridad el reflejo de búsqueda de un bebé que el contacto del pezón sobre su mejilla.
- Tener el control. Los bebés esperan que se les deje actuar en el pecho, tomar la iniciativa.
- Seguir un cierto orden. Los bebés, como otros mamíferos, actúan según "secuencias de alimentación" que son pasos/estímulos que van disparando los reflejos y llevando a las siguientes fases de la secuencia, garantizando una alimentación adecuada. Así, por ejemplo, la postura ventral del bebé sobre el cuerpo de la madre lleva al comienzo de la búsqueda, cabeceo del bebé, que le lleva a inclinarse, alcanzar el pecho, estímulo del pezón en la mejilla, apertura de la boca y enganche correcto. Si interferimos, estamos interrumpiendo las secuencias de alimentación.
- Un poco de ayuda por parte de su madre. Aunque los bebés sepan hacerlo casi todo solos, también buscan y necesitan un poco de colaboración de su madre a la hora de lograr un agarre adecuado. Sujección cuando reptan por el pecho, acercamiento o moldeado del pecho, estimulación, etc.
Fomentar la confianza
En lugar de insistir en agarres asimétricos o posturas tripa-con-tripa, todo apunta a que sería mucho más beneficioso insistir a las madres en aspectos como los siguientes:
- La lactancia es un comportamiento del lado derecho del cerebro, como bailar o jugar al tenis. Nadie nace sabiendo y nadie lo hace bien a la primera, pero, finalmente, todos acabamos consiguiéndolo con la práctica.
- Amamantamiento reclinado. Si el bebé busca la verticalidad y el apoyo sobre su vientre, habría que enseñar a las mamás posturas de amamantamiento reclinado ("biological nurturing") que contribuyen a la estabilidad y verticalidad del bebé y le permiten seguir sus secuencias de alimentación.
- La lactancia es un placer con el que hay que ser indulgentes. No debemos privarnos de ese placer aunque el bebé haya mamado hace cinco minutos. Hay que disfrutarlo muy a menudo.
- La madre debe estar cómoda.
Hoy una amiga y conocida bloguera de algunas de vosotras ha solicitado mi ayuda como asesora de lactancia y creo que al final la más ayudada he sido yo, porque ver a su bebé de apenas un par de días hacer todo el camino solo hasta el pecho sin más ayuda que los brazos amorosos de su madre haciendo de protección y sostén, logrando un agarre espectacular y una secuencia de afianzamiento espontáneo de libro.
Y ¿por qué me ha ayudado? Porque ver estas cosas en vivo y en directo reafirma lo que he aprendido teóricamente y no he tenido oportunidad de experimentar con mis hijos. Porque me anima a seguir trabajando en fomentar la confianza de la madre en su capacidad para amamantar y en su deber de confiar en la capacidad de su bebé para guiarla por el camino.
Ha sido un momento bonito y muy emocionante. Gracias, Suu, por haberme permitido presenciar un momento tan íntimo y espectacular. ¡¡¡Disfruta de tu lactancia!!!
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