Revista Coaching

NO PUEDO NEGARTE UNA SONRISA… (y II)

Por Mbbp

NO PUEDO NEGARTE UNA SONRISA… (y II)

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Guardarse uno las emociones dentro no es bueno para la salud física, mental y emocional! Y me refiero a las emociones, ya sean positivas o negativas! Es igual si se trata de la tristeza frente a un hecho doloroso o el amor, ante un gesto amoroso de alguien más! ¿Cuántas veces nos empeñamos en sentir lo que no sentimos, evitar lo que no creemos conveniente sentir e incluso simular sentir lo contrario a lo que realmente sentimos? ¿Con qué fin lo hacemos? ¿Qué logramos? Quizás por eso pienso ahora -en voz alta, con tu permiso- que, cuando hablamos de un niño, siempre consideramos que tiene energía de sobra, que no se cansa nunca y que casi siempre se siente feliz! ¿Por qué será? Creo ahora que es porque no gasta su energia en disimular lo que siente en cada momento, en dejar de expresarlo y en comportarse como no es! ¿Cuánta energía gastamos los mayores en evitar todo eso, muchas veces intentando evitar lo inevitable, aunque lo sintamos así?

Los adultos vamos siempre cansados! Y no me refiero al cansancio por nuestras responsabilidades y nuestro trabajo, sino a ese otro agotamiento y estrés provocado por evitar sentir lo que sentimos y, muchas veces, incluso simular un estado de ánimo que no sentimos, por cualquier causa! Sea por la razón que fuere, esconder un sentimiento, evitarlo o simular otro distinto, consume mucha de nuestra energía! Mira, si no, lo poco que desgasta ser tal como eres ante alguien que, en principio, no despierta ningún recelo, como, por ejemplo, lo es un hijo pequeño! Con él actuamos tal como somos y, sin medir nuestras reacciones ni efectos, simplemente nos comportamos tal y como somos y sentimos, en realidad! Todo fluye ante un niño, porque no hay peligro ni necesidad de aparentar lo que no somos ni sentimos!

Aquí llegamos a la ya famosa afirmación de despertar a ese niño que todos llevamos dentro! Todos fuimos niños alguna vez y nos comportábamos tal como éramos y sentíamos, sin miedo al qué dirán y qué pensarán de mí! Con el tiempo, aprendimos -lamentablemente- a dejar de ser como éramos y a sentir solo lo que debíamos sentir! Y eso se incrementó con la edad, hasta que un personaje ajeno a nosotros ocupó nuestro lugar en la vida! Seguramente es cuando la felicidad desapareció de nuestra vida y empezamos, cada día más, a sentirnos cansados, sin la energía que tiene un niño y, lo que es peor, infelices! Así, redescubrir a “nuestro niño interior” es, ni más ni menos, que volver a ser como somos, a sentir y expresar lo que realmente sentimos! En una palabra: deseducarnos! Volver a sonreír cuando tenemos ganas de sonreir, a llorar cuando así lo sentimos y a amar cuando nuestro corazón está conmovido por el amor propio o ajeno!

Es verdad que no siempre resulta fácil ser, sentir y actuar así, tal como somos y sentimos a cada momento! Vivimos en un mundo loco, lleno de peligros y debemos aprender también a elejir ante quien nos comportamos así, para no ser heridos! Fíate por una vez de tu intuición, nunca de tu razón… y estate siempre bien atento a lo que sucede en tu interior y a tu alrededor! Porque además, aprendimos también a preservar nuestra imagen ante nosotros mismos y, sobre todo, ante los demás… y eso nos distrae de lo que pasa en nuestro interior! Yo aún a veces me pregunto a mí mismo si mis sentimientos puros, espontáneos y expresados pueden incomodar, molestar o herir a alguien! Sinceramente creo que no, aunque reconozco que, por los efectos en algunas personas que los perciben y reciben, algo de eso hay!

¿Es mi sentimiento sincero o mi actuación espontánea lo que provoca esas reacciones en los demás? Hoy tengo claro que una emoción sincera nunca puede herir a nadie y, en todo caso, genera otra emoción sincera y similar en quien la recibe, lo exprese o no! Como se dice popularmente, el amor engendra amor! Si no es así, es porque -aún teniendo en cuenta la libertad de cada quien a aceptarlo, expresarlo igual o a compartirlo conmigo- la persona que lo percibe o recibe cree -con la mente- que no es el momento ni la forma  adecuados para sentir ahora y/o así! Ironicamente, algunos parecen creer que sentir en algunos momentos es como si, durante un funeral de alguien querido, nos cojiera un ataque de risa y fuéramos incapaces de dejar de reir! ¿Inoportunidad? Perdona la ironía…

Las emociones no son controlables, ni inconvenientes… simplemente son lo que son, emociones! Podemos expresarlas o no, en algún momento dado o ante alguien concreto! Debemos sentirlas, identificarlas y, si quieres, dosificarlas o inhibir su expresión, pero nunca negarlas ni renunciar a ellas! La vida no es vida sin las emociones… y los niños lo saben bien! Y nosotros no somos nadie sin las emociones! Y alguien dijo que la vida es riesgo… y, en este contexto, aparte de los riesgos inherentes de nuestra existencia, está ese otro maravilloso riesgo de ser lo que uno realmente es y sentir lo que uno siente a cada momento, a pesar de las circunstancias y de los demás! Personalmente, sin faltar al respeto y a la libertad de los demás, no permito que alguien más interfiera en lo que soy y siento o que decida por mí, mis emociones son puras y sinceras porque salen del corazón, como lo es mi manera de actuar…  y no tengo nada que ocultar! En el peor de los casos, me pueden volver a herir una vez más… pero solo así puedo -y se me puede- amar de verdad, por lo que realmente soy y siento, a cada momento!

Aquí te traigo una canción original de Cat Stevens, cantada por Rod Stewart, que explica que la sabiduría que da la madurez te permite, precisamente, reencontrarte con quien realmente eres y como sientes en realidad, lo que, sin duda, te hace feliz!

Father and son (Rod Stewart)

 

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