Revista Educación

No puedo salvarte

Por Siempreenmedio @Siempreblog

No puedo salvarte

26 agosto 2014 por bynzelman

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Hoy ha sido un señor mayor. Bien vestido. Normal. Va dejando un papelito junto a cada asiento en el tren de cercanías que me lleva al trabajo. Ya lo he visto en varias ocasiones. A veces le doy algo. Siempre da las gracias al recoger el papelito aunque no le den nada. Cuenta que está jubilado pero que no cobra pensión. Que tiene a sus dos nietos y a su hija, separada, en paro, en casa con él.

Ayer una señora con el mismo método del papelito. Enferma del corazón. La pensión no le da para mantener a los hijos en paro y pide una ayuda. Siempre sonríe. También da las gracias aunque no le den nada. A veces le doy algo.

Otro día, en el metro,  un señor que de pronto se te para muy cerca y te mira con la palma de la mano abierta, mirándote, intimidándote con su aliento y su cara de loco. Pero si no le das nada enseguida se va a la siguiente persona.

Hay una chica joven, obesa, con las piernas muy hinchadas y muletas. Apenas puede caminar. Cuenta que pacede de esquizofrenia y que está enferma, que necesita ayuda, la que sea. Pasea por el interior del metro y me asusta que se caiga y se haga daño. A veces le doy algunas monedas.

Hay una señora en el metro que canta de forma monótona su vida: “ayúdenme, estoy enferma y no puedo trabajar”. Tiene los ojos tristes y la cara demacrada. “Cualquier cosa que puedan darme será de ayuda”. Si tengo algo suelto a veces le doy lo que puedo.

Otra mujer, en silla de ruedas, siempre a la salida del metro. Si a veces le doy algo me da las gracias con una sonrisa que parece una mueca. Le faltan dientes y parece que su cuerpo es de cristal…

Y así numerosos personajes con los que me encuentro cada día, algunos días varias veces, y a los que miro a la cara extrañada. Porque por mucho que les dé o por más monedas que ese día tenga sueltas no puedo salvarles.


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