Y vuelta a la rutina… A la rutina de dormirse el niño a las tantas. Y eso no es lo peor, sino que puede despertarse a la media hora de haberse quedado dormido o en mitad de la noche, algo que no hacía desde muy temprana edad. No tiene una hora exacta, pero desde la última vacuna, no hay noche que no se despierte a alguna hora llorando y llamándonos. Para volverlo a dormir, necesitamos al menos una hora.
El ritual de irse a dormir
Tan desesperados estamos ya, que me he puesto a buscar algo de información sobre cómo hacer que duerma mejor el niño y estamos haciéndolo bien. Cena sobre dos horas antes de acostarse y, cuando va llegando la hora a la cual queremos que duerma, le cambiamos el pañal y le ponemos el pijama. Como la lámpara del salón es de luces led, la ponemos al mínimo para que tan sólo quede una luz tenue y la televisión está a un volumen bastante bajo. Acto seguido, le damos un yogur y empezamos ya a dormirlo hablándole bajo y tranquilizándolo. ¿¿¿Qué más quieres de mí, Dios mío???
Lo único que no hacemos es contarle un cuento, pero porque eso se convierte en tarea imposible. Antes de acabar la segunda frase, ya está participando él y, después de unas cuantas frases más, será él quien acabe contándonos a nosotros el cuento con todo lujo de detalles… Tampoco vayas a decirle “a dormir” ni nada parecido, no queremos esa frase mala, malísima con nosotros. Pronunciar esto puede acabar en un berrinche de los gordos por todo lo que esconde detrás.
¿Cuánto duerme a lo largo del día?
Por la mañana, no aguanta más de cuatro horas sin dormir, por lo que no suele despertarse muy temprano para llegar bien a la hora de almorzar y duerme bien durante la siesta. Siesta de dos horas, todo hay que decirlo. No es un tiempo excesivo si calculamos que desde que se despierta de ésta hasta que vuelve a dormir por la noche, pasan unas siete u ocho horas. Es el doble de horas y, además, durante éstas no dejamos que el niño pare. Lo llevamos de paseo para que juegue y corra, a ver si se cansa y cae rendido, pero no, siempre le queda energía por gastar. Toda la que nos falta a nosotros para poder seguir en este plan…
Como conclusión...
¿Qué dicen por ahí? Pues nada nuevo. Lo mismo que os he contado más arriba acerca de cómo crear un ambiente tranquilo y sosegado. Esta información no me ha ayudado en absoluto, ya sabía yo cómo crearlo desde hace algún tiempo.
¿Qué dice el pediatra? Que no lo deje dormir tanto. Tampoco me vale. Si duerme menos, se pone muy irritable y llora por todo. Por si esto fuera poco, además entra en el bucle “tengo tanto sueño que no puedo dormir y como no puedo dormir, más nervioso me pongo y más alterado acabo…”. No es fácil sacarlo de ese círculo vicioso.
¿Qué digo yo? Yo qué voy a decir, que a ver si pasan unos meses para explicarle las cosas y que las entienda mejor, a ver si puede ser que vuelva a reinar la paz como hace unos meses. ¡¡Señor, recógeme pronto!!
¿Vuestros hijos también son así por la noche o vosotros tenéis el lujo de poder dormir y, además, sin sobresaltos?