Vivimos tiempo de cambios, de pactos, de acuerdos y compromisos. El hartazgo respecto a la política es absolutamente manifiesto, aunque la inquietud por lo que nos depare la próxima legislatura es también evidente. Yo, que creo saber un poco de todo aunque pueda no saber mucho de nada tengo sólo una cosa clara: no quiero que España sea como Venezuela.
España no puede ser un país en el que el Gobierno utilice la televisión pública para promocionarse. ¿Se imaginan que los trabajadores de TVE denuncien ser obligados a hacer propaganda del PP? España no puede ser como Venezuela.
España no puede ser un país en el que los trabajadores no tengan sus derechos asegurados. ¿Se imaginan a sindicalistas en riesgo de ir a prisión por participar en una huelga? España no puede ser como Venezuela.
España no puede ser un país en el que la política se convierta en un circo mediático. ¿Se imaginan que genere más debate público el traje de los reyes magos de una cabalgata que la oferta de un presidente del Gobierno de reformar la Constitución?
España no puede ser un país en el que la educación pública responda a intereses partidistas. ¿Se imaginan que la legislación educativa sea modificada casi con cada cambio de Gobierno? España no puede ser como Venezuela.
España no puede ser un país donde la gente muera porque no recibe la asistencia sanitaria adecuada. ¿Se imaginan que el Defensor del Paciente atribuya 800 fallecimientos a los recortes en Sanidad? España no puede ser como Venezuela.
España no puede ser un país donde los dirigentes, independientemente de su ideología, se dediquen a la política con el mero fin de enriquecerse. ¿Se imaginan a cargos públicos con cuentas en Suiza? ¿Se imaginan que hasta el máximo exponente del socialismo español viaje en yate y tenga un salario superior al medio millón de euros anual? España no puede ser como Venezuela.
Definitivamente, no quiero que España sea como Venezuela. No quiero que en España gobiernen los populistas. No quiero que el país se vaya a la ruina. A lo mejor porque no sé cómo es Venezuela. A lo mejor porque no sé cómo es España. A lo mejor porque no sé lo que significa ser populista. A lo mejor porque no sé identificar cuándo un país es ya una ruina. Vivimos tiempo de cambios, de pactos, de acuerdos y compromisos...