Imagen: naturalezaenpleigro.blogspot.com
Si ya el sobrepeso era un problema para mucha gente, ahora el vivir en una ciudad con altos índices de polución es un valor añadido. Y es que según el Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (www.ciberobn.es), determinados compuestos químicos sintéticos muy presentes en el medio ambiente predisponen a la obesidad.
El manifiesto del Ciberobn destaca, como hemos podido leer en el diario El País (www.elpais.com) que algunos de estos contaminantes ambientales se hacen pasar por hormonas confundiendo así al organismo y desatando desarreglos metabólicos. Estos contaminantes pueden ser pesticidas, insecticidas, cosméticos o incluso perfumes.
Por lo que tal y como yo lo entiendo, ya no solo el ir en guagua (autobús) es malo para los nervios dada la lentitud del vehículo, sino que además puede causar obesidad por culpa del humo del propio transporte que está más presente dentro que fuera, o peor aún, del perfume barato de la dama que se sienta a tu lado todos los días y que más que atraer a los hombres, atrae a un panal entero de abejas.
Entonces ahora entiendo porqué no adelgazo por mucho que corro, sino todo lo contrario. Me levanto todos los días a las 5 de la mañana y voy a correr por la Avenida Marítima de Las Palmas de Gran Canaria durante dos horas. Pero claro, a esa hora es cuando se produce el mayor tránsito de camiones que son los que más contaminan. Ellos son los culpables de que no baje peso y no la tortilla de papas de 2kg que me como después de entrenar.
Pero sin parecer insensible creo que en vez de resaltar que la contaminación produce sobrepeso, habría que hacer más incidencia en lo nociva que es para el organismo y las vías respiratorias porque no hay nada peor que intentar respirar aire puro y tener que toser después de una gran bocanada. Así que si quieren respirar bien y tener un cuerpo diez, vivan en el campo y aléjense de la contaminación. Aunque tal y como está el mundo, hoy en día no se habría librado de ella ni Heidi.
Esta es la crónica habitual, de un día como otro cualquiera…
Síguenos en Twitter: @joseluismrtn