Me encantan los virales en los que sorprenden (incluso putean) a personajes anónimos que de pronto y, por culpa de las marcas -en este caso Pepsi- se convierten en protagonistas de las cámaras y de la blogosfera por sus reacciones y por lo que viven en medio de esta moda de estrategias para dar viralidad a la marca y a alguna de sus acciones.
Poco que añadir, porque el viral habla por sí mismo, pero seguro que le gusta a aquellos amantes del mundo del motor