¡Va a ser que sí! Porque, qué difícil se nos hace pasear con nuestras hijas por la playa... Y diréis... ¡qué malas madres! Pues es lo que hay. La envidia nos corroe. ¡Qué tipazos tienen las niñas! Como para no tenerlos, con sus 17 años por estrenar... Cero celulitis, cero flacidez, cero estrías, cero grasa... ¡Todo tersura y firmeza! Y nosotras al lado, claro... Todo celulitis, todo flacidez.... Qué difícil se nos hace pasear con nuestras hijas en la playa... ¿En qué momento ha ocurrido ésto? Antes todo era una pelea para que bajaran con nosotras a disfrutar del mar. Ahora, si no vienen, mejor, jajajaja. Somos horribles, ¿verdad? Pero sabéis que, en el fondo, no es tan así la cosa... Sólo os confiamos esos sentimientos encontrados que quizás no deberíamos verbalizar, pero que, dada nuestra sinceridad pasmosa, no podíamos esconder más. Duele dejar de ser centro de miradas (¡alguna vez nos miraron, sí, no creáis!) y ceder el protagonismo a las nuevas generaciones.
No sabemos dónde leímos que el envidioso no quiere lo que tú tienes, lo que quiere es que tú no lo tengas. Pero no, nosotras queremos que ellas lo tengan todo. Estamos orgullosísimas de nuestras niñas, tanto por dentro como por fuera. ¡Se nos cae la baba, vamos! Pero también nos cuesta aceptar el paso del tiempo, y en verano, en biquini, y con esa luz...., no hay forma de esconder la realidad. Esa que durante todo el invierno nos hemos esforzado por "fajar", sujetar, levantar o disimular.
No esperéis que pongamos una foto nuestra en traje de baño, ¡aunque colapsaríamos las redes sociales, seguro! El pudor es otra de nuestras cualidades/defectos... Las Julias dan mejor en cámara...