Hoy quiero hacer un pequeño paréntesis y hablar de algo que creo que es importante tener en cuenta. Con esto de la “recuperación” económica ya son muchas las empresas que se animan a buscar clientes a través de todo tipo de medios. La forma más usual es a través de correo electrónico y últimamente comienza a extenderse el uso de otros medios como Whatsapp para hacernos llegar sus comunicaciones comerciales. Y está bien, todos tienen que vender pero no de cualquier forma.
Os comento un caso personal. Tengo un amigo que regenta una sala de conciertos. Es quizá una de las salas más conocidas de la ciudad donde resido y hasta el momento las redes sociales y comunicaciones comerciales estaban llevadas con diligencia por una pequeña agencia. Como es mi amigo tiene mi correo electrónico y mi teléfono personal. Lo normal, para quedar a tomar un café o para hacerme llegar alguna consulta sin problemas.
El caso es que de un tiempo a esta parte ha prescindido de los servicios de la agencia y ha subcontratado a un freelance la gestión de sus comunicaciones y aquí arranca el lío. De pronto comencé a recibir comunicaciones comerciales por saturación. No hay concierto en la ciudad que no llegue a mi móvil primero y correo electrónico después y comienza ser molesto entre otras cosas porque no veo forma de darme de baja. La única forma ha sido a través de un whatsapp a mi amigo por las malas y creo que ya no habrá más cafés en una larga temporada.
A esta altura de mi pataleta personal te estarás preguntando a dónde quiero llegar. Las empresas, pequeñas o grandes tienen que cumplir unas normas en sus comunicaciones comerciales. No lo digo yo, lo dice la Agencia de protección de datos, es ley y norma. No vale el “si cuela cuela”. Por administrar este blog la ley me exige declarar la tenencia de un fichero ante la Agencia de protección de datos y disponer de un aviso legal donde dejo claro el mecanismo que debe seguir cualquiera para modificar o que borre sus datos o comentarios en el blog.
Para entendernos. No puedo tomar alegremente la lista de emails de los lectores que han dejado un comentario en el blog o me han escrito en algún momento para venderles lo que me venga en gana. No puedo y punto. Y mucho menos el ceder esos datos a terceros. No puedo porque no me has dado tu permiso.
Muchas empresas por ahorrarse un dinero realizan ellas mismas sus campañas de emailing. Suelen realizar esas tareas personal poco especializado y desconocedor de la norma. Hacen lo que les manda el jefe y luego pasa lo que pasa. Que levante la mano quien ha recibido un correo comercial con copia a un montón de cuentas de correo visibles. Seguro que somos unos cuantos. Pues eso también es motivo de multa y no es pequeña. A todos nos viene a la memoria PepePhone y su lapsus al revelar así las cuentas de correo de sus clientes. Pidieron disculpas e incluso se autodenunciaron y aún así no se libraron de una multa de unos pocos miles de euros (de no hacerlo así podían haberle caído entre 40.000 a 300.000 euros de sanción).
Otro detalle de enviar así los correos sin utilizar un buen programa de mailing masivo es que vas a ciegas. No segmentas y no sabes que receptor ha leído tu correo, ha hecho clic o le interesa algo o si por contra quiere darse de baja de la lista de correo tienes que leer el correo, tomar sus datos, cruzarlo con el excel o hoja de contactos que tengas, marcar o borrar ese contacto para no ser molestado jamás… un coñazo que pocos hacen (recordemos que hablamos de un mandado) y que al final acaba por no hacerse volviendo a molestar al usuario. Y si me molestas, olvídate de que sea tu cliente y menos que hable bien de ti. Estos programas lo gestionan todo por ti de manera automatizada. No son tan caros como parecen, al contrario.
Son raras las ocasiones en las que me han contactado para pedir permiso y asegurarse de la dirección correcta para enviar notas de prensa al blog. Creo que podría contarlas con los dedos de la mano.
En marketing hay un concepto que es OPT IN y sus variables “Soft Opt In” y “Doble Opt In”. Básicamente es un término que viene a definir cómo damos permiso a para que se usen nuestros datos y cómo debe gestionarlo una empresa.
En resumen: El “Opt in” es la autorización que ofrece una persona y necesaria para recibir comunicaciones por email de una empresa en particular.
El Doble Opt In es el método que debería usarse por defecto para que una empresa pueda estar segura de no meter la pata. Después de recibir los datos de la persona interesada, deben enviar un email con un link para que el usuario dé su confirmación expresa. Esto quiere decir que, para que la persona pase a ser parte de tu lista de suscriptores, además de completar el formulario de registro debe ingresar a su cuenta de email y confirmar su suscripción, lo que garantiza en cierta forma su interés en recibir tus contenidos a esa cuenta de email (de ahí el “doble”).
El Soft Opt In es otra modalidad más coloquial. Básicamente se usa en ferias y congresos. Entre comerciales y representantes de empresas. Si tu me das tu tarjeta comercial se “entiende” que la razón es que quieres ser contactado en un futuro. Con todo debemos asegurarnos y no molestar más de lo adecuado.
Si ya te está doliendo la cabeza es porque entiendes lo complicado que es esto. Volviendo al asunto de mi amigo. Se está columpiando sobre un suelo de cristales y todavía no se ha dado cuenta. Por mi parte espero poder coincidir con él y en un café explicarle todo este tostón. Explicarle también que existen herramientas de email marketing muy buenas que le permitirán gestionar su estrategia de marketing, aumentar su clientela y ayudarle saber que público está interesado en según que eventos y contactar solo cuando toca a través de una estudiada segmentación. ¿Te imaginas la cara que pone un heavy al recibir aviso del próximo concierto de los planetas? :S