Ayer RT un tweet de @JIglesiasOtero sobre la implicación que tienen y tendrán las redes sociales a la hora de ver la tele. La información, procedente del portal Marketing Directo, dejaba la pregunta en el aire: ¿Hacía dónde están llevando las redes sociales a la televisión? La excusa perfecta para retomar un post que tenía a medio hacer sobre el perfil del nuevo espectador.
Me gusta el inicio del artículo: ‘Desde el momento en que nació, la televisión fue uno de los principales factores integradores de la sociedad, que se veía, comentaba y de la que se hablaba entre familiares, amigos o compañeros de trabajo’. ¿Y qué hay más integrador hoy en día que las redes sociales? Si nos paramos a pensarlo, cumplen la misma función descrita que la televisión pero a escala más global. Ya no comentamos la serie de moda, el circo de Sálvame o lo bueno que sigue estando Jesús Vázquez entre familiares, amigos o compañeros de trabajo. Ahora lo hacemos con la estudiante de 3º de publicidad que está en Málaga, el periodista que vive en San Sebastián y el community manager de Valderrebollo (un pueblo de la Alcarria, alejado de la mano de Dios).
Está claro que la forma de comentar lo que vemos en la pequeña pantalla ha cambiado. ¿Y nosotros? ¿El espectador? ¿Hemos cambiado? En mi caso sí. Soy de los de ese grupo denominado lean forward (multipantalla): activa, que al mismo tiempo ve la televisión, navega y twittea sobre lo que ve. Me he dado cuenta que cada vez me decanto más por una serie en función de lo que se está comentando en Twitter sobre la misma. Ya no tengo una crítica o sinopsis en un periódico, ni la opinión de mis amigos o compañeros del trabajo, ahora tengo centenares de internautas con opinión propia casi en el salón de mi casa. De hecho, muchas veces encuentro que hay más talento en los comentarios tuiteros que en el guión de la serie que he elegido esa noche.
Y ahora la pregunta del millón: ¿esto le interesa a la industria? Yo diría que sí. De hecho lo potencian. Para ellos es la mejor prueba de que vemos la televisión en tiempo real y, en consecuencia, estamos expuestos a los anuncios. Por ahí hay quien habla de un tuitómetro. Un fenómeno que permite un análisis cualitativo y cuantitativo de los TT y los hashtags para posteriormente dar pautas sobre el seguimiento del espacio o la opinión del espectador de primera mano.