Nos bombardean a todas horas diciendo que cuidemos nuestra alimentación porque sino acabaremos enfermos. Pero se olvidan de contarnos otros aspectos que también influyen a la hora de comer.
Primero quiero aclarar que no soy médico ni nutricionista y por lo tanto lo que aquí publico es una opinión personal.
Se puede estar de acuerdo o no, pero si hace cuestionarte lo que se nos dice en los medios, me daré por satisfecha.
Lo que empezó a hacerme preguntar sobre lo que era bueno o malo a la hora de comer fue la observación de mi propio cuerpo e incluso el de algún familiar.
¿Por qué comiendo lo mismo a veces me sentaba bien y otras mal?
¿Por qué si comemos las mismas cantidades y productos que otros unos se engordan y los otros no?
¿Por qué unos enfermamos y otros no si comemos lo mismo?
Estas son las principales preguntas que me llevaron a investigar un poquito sobre el tema.
Veamos un ejemplo:
Estoy de vacaciones y llevo una alimentación un poco desordenada por no llevar un horario y estar fuera de casa, pero coma lo que coma no tengo malas digestiones.
Sin embargo cuando empiezo a trabajar y como equilibradamente dentro de un horario pero con mucha rapidez y estrés por tener que volver al trabajo después, tengo digestiones muy pesadas y un exceso de gases.
Este sería el claro ejemplo de que por muy bien que comas si no lo haces con tranquilidad tu salud se resiente.
Evidentemente comer de manera sana y productos lo menos procesados posibles nos ayuda a mantener una buena salud. Practicar ejercicio físico también es importante y ayuda.
Pero ¿y si lo que estamos sintiendo o pensando pudiera influir en como asimilamos el alimento ingerido?
O ¿y si lo que sentimos nos afecta a la hora de comer?
Veamos otro ejemplo:
Podemos sentirnos deprimidos o ansiosos y darnos un atracón para calmar nuestra tristeza y ansiedad. Eso solo empeora las cosas y no solo no logramos calmarnos si no que además añadimos una emoción más al paquete: la culpabilidad.
Algunas veces podemos pensar que comiendo dejaremos de sentirnos mal. Esto hace que entremos en un círculo vicioso con las emociones y la alimentación.
Como todo en esta vida se trata de encontrar un equilibrio entre cuerpo y mente y esto nos lleva de nuevo a la práctica de vivir en el momento presente, herramienta que también funciona muy bien a la hora de alimentarnos.