Cuando se toca el tema de salud, por lo general se piensa en el estado físico de una persona: en sus enfermedades, dolencias, padecimiento, entre otros. Siempre encontraremos recomendaciones para mejorar nuestra salud, como el hacer ejercicio, cuidarnos, alimentarnos bien, no estresarnos y rodearnos de personas positivas, lo cual evidentemente influye en nuestro estado de salud.
Sin embargo, pocas veces vemos y vamos más allá. Pocas veces hablamos de temas de cómo está la persona “enferma” en cuanto a su espiritualidad, sus pensamientos y emociones. Pocas veces se habla de cuántas personas visitan o cuentan con un terapeuta, un orientador, un viaje de autoayuda, un espacio en donde la persona realice lo que le apasione. Aunque cada vez se hace más notoria esta necesidad de evolución del ser, de la expansión de la conciencia, todavía falta bastante. Aún hay muchas personas insatisfechas, malgeniadas, resentidas, pensando que tienen comprada la vida para algún día hacer lo que les apasione y por ende, mejorar su salud.
Pareciera que a la mayoría nos gustara de cierta forma buscar pretextos para estar enfermos y no acudir a ayudas extraordinarias como la meditación o los retiros espirituales (no religiosos), porque es más fácil vivir en el exterior y no en el interior. Como que no nos creemos eso de “ser felices con lo que hay”. Con el término “con lo que hay”, me refiero a aceptar la vida tal y como es. Probablemente si viviéramos más en el presente, dejáramos de vivir en la negatividad, en querer cambiar a otros, en centrarnos en la evolución de nuestra propia conciencia, en trabajar en el desapego, la salud automáticamente mejoraría. Pero esto requiere de un trabajo interior que si lo lleváramos al mismo tiempo que le dedicamos a las redes sociales, los resultados saltarían a la vista.
Afortunadamente cada vez son más los médicos que preguntan primero emociones y luego dolencias, para ampliar el panorama de información que tiene su paciente. Espero que en algún momento el tema de “salud” vaya muchísimo más allá al tema físico, el cual entre otros, solamente es un gran reflejo de cómo estamos interiormente.