Revista Filosofía
Los seres vivos de cada especie animal se diferencian entre sí más psíquicamente que físicamente. Las similitudes psíquicas provocaron que todos los de la misma especie tuviesen las mismas costumbres y formas de vivir, con lo cual dejarían huellas parecidas, cosa que les permitiría ser presas fáciles para otros animales. Por eso, inevitablemente, se evolucionó para que dentro de las similitudes psíquicas existiese mucha variedad psíquica, que sería lo más conveniente para la supervivencia. De esa manera evolutiva de existir, nacerían psíquicamente unos seres más atrevidos o valientes que otros y otros más acobardados o más desconfiados; teniendo en cuenta que dentro de esas posibilidades psíquicas se derivarían otras opciones psíquicas. Por el contrario, las semejanzas físicas favorecerían más la supervivencia, ya que cualquier ser vivo se encontraría más a salvo desapercibido entre las semejanzas de los de su misma especie; por consiguiente las similitudes físicas fueron muy convenientes para la supervivencia.
Dentro de los grados psíquicos correspondientes, los más osados serían los que, en beneficio de los demás, se arriesgarían más a buscar alimentos, a buscar mejores perspectivas de supervivencia e incluso a enfrentarse con mayor soltura a posibles enemigos. Dentro de esa variedad psíquica, los más tímidos, los más desconfiados o los menos osados, serían los que se mantuvieron constantemente unidos al grupo; todo eso también sería beneficioso para la especie viviente, ya que gracias a estos, muchas individualidades vivientes han conseguido salvarse de innumerables peligros y han evitado así que la especie se extinguiese.
Sabiamente la evolución viviente ha permitido que dentro de cada individualidad viviente exista más variedad psíquica que física. Permitiendo que evolutivamente las adaptaciones psíquicas se adaptasen a las físicas y viceversa, ya que no sería lógico que los animales que han nacido más valientes naciesen más débiles físicamente. Normalmente, al animal que naciese más valiente, su evolución le permitirá que sus dotaciones físicas fuesen las más adecuadas para soportar esa valentía; y al animal que naciese más tímido, más desconfiado o menos osado, la evolución le permitiría nacer con otras condiciones físicas más apropiadas para sus condiciones psíquicas. Pero claro, lógicamente no existirá una perfecta sincronía evolutiva, ya que existirán infinidades de variedades psíquicas y físicas diferentes entre sí, que inevitablemente, partes de ellas, se adoptarían hereditariamente mediante unos procesos hereditarios adecuados y no por procesos evolutivos. Sin embargo la tendencia evolutiva es a la equiparación psíquica con la física y viceversa.
Nacer poco osado o tímido sería una forma psíquica de nacer más o menos poco masculinizada; por el contrario, sería muy masculino nacer psíquicamente con muchas dosis mentales de valentía. Como tanto el hombre como la mujer nacen según conveniencias evolutivas, podrían nacer hombres poco masculinizados y mujeres muy masculinizadas, tanto psíquica como físicamente, sin que dejasen de perder sus correspondientes sexos de nacimiento; ya que como hemos dicho antes, se nace con una adaptación física que trata de adaptarse a la adaptación psíquica y viceversa, pues no sería muy lógico que cualquier ser vivo naciera físicamente muy fuerte y psíquicamente muy débil ni psíquicamente muy fuerte y físicamente muy débil.
Por eso mismo, dentro de esos nacimientos, no sería raro que el hombre que naciese muy tímido o muy casero, equivalente a poco masculinizado, naciese psíquica y físicamente conforme a esa adaptación psíquica y física; pero naciendo como hombre. Y una mujer que naciese psíquicamente muy masculina naciese psíquica y físicamente conforme a esa masculinidad psíquica y física; pero naciendo como mujer.
Y como es lógico, ciertos hombres poco masculinizados y ciertas mujeres muy masculinizadas al verse que son también así físicamente, porque se suele nacer físicamente conforme a como se es psíquicamente, aún se creerían que son más afeminados o más masculinizados de lo que son en realidad; con lo cual podrían sufrir un interrogante psíquico permanente que les llevaría a creerse que son más del sexo opuesto de lo que son, y eso les conduciría a actuar más aún, psíquica y físicamente, como si fuesen del sexo opuesto, lo que les llevaría a ser cada vez más del sexo opuesto sin serlos realmente. Pero la realidad es lo evidente, el que nace más afeminado que otro, pero nace como hombre, es hombre y no hay duda, y puede hacer de hombre afeminado sin dejar de ser hombre, no puede engañar a su naturaleza evolutiva queriendo ser mujer sin serlo realmente. Su inclinación exagerada por creerse ser del sexo opuesto es una inclinación psíquica inadecuada que a fuerza de creérsela por equivocación, se la ha creído de verdad y al estar tan acostumbrado a creérsela y a encontrarse tan a gusto con esa creencia, se ha mentalizado con la idea de que es mujer cuando en realidad es un hombre afeminado, y lo mismo pasa con la mujer que se cree hombre pero que es mujer. Las tendencias se hacen más tendencias y llegan a formar parte de nosotros si nos creemos que esas tendencias forman parte de nosotros.
Poniendo como ejemplo a los seres humanos, debido a nuestra mayor necesidad de variedad psíquica, ya que poseemos un psiquismo más complejo. Por ejemplo, el exceso de valentía en una persona no significa que esa persona posea interiormente un exceso de maldad que le ayude a ser valiente, dado que esos excesos de valentía se pueden producir en determinadas ocasiones de peligro, o cuando sean necesarios. Y aunque en esos momentos de peligro surgiese un inevitablemente exceso de maldad, habría que distinguir entre la maldad controlada y la que no lo está y entre la maldad permanente y la ocasional. Aunque eso no quita que, excepcionalmente, contadas personas, posean una maldad permanente, los cuales aprovechen los actos de valentía para aflorar aún más su maldad, transformando la valentía en actos de cobardía. No por el hecho de ser valiente se debe de ser poseedor de una permanente maldad. Dicha maldad permanente, no solamente podría estar presente en algunas personas valientes, sino también en las que no son valientes. Dentro de los que poseen psíquicamente de una maldad permanente, los que son psíquicamente más valientes, al estar también dotados de un físico más fuerte; tal vez se encuentren inducidos a ser aún más malvados de lo que son, a convencerse erróneamente de que su valentía equivale a poseer más maldad. También evolutivamente la excesiva maldad podría presentarse en las personas menos valientes; ya que todos somos seres vivos con parecidas necesidades vivientes.
Siempre que la maldad sea controlada convenientemente, entra dentro de los diversos tipos de maldades psíquicas no permanentes. Muchas personas, de las raras personas poseedoras de la maldad permanente, no nacen evolutivamente con ese exceso de maldad permanente, ya sean personas excesivamente valientes o excesivamente cobardes, tal vez las experiencias negativas les han llevado a ser poseedoras de la maldad permanente. Tal vez, esas personas nazcan con una inclinación hacia la maldad y las experiencias negativas que hayan sufrido les podrían haber conducido a ser aún más malvados. Y dependiendo también del grado de egoísmo que posean; podrían ser personas muy peligrosas para la sociedad; pero por suerte, esos casos no son muy frecuentes. Sin embargo, a todas las personas en ciertos momentos excepcionales, ante un posible peligro, quizás nos podría florecer una momentánea excesiva dosis de maldad descontrolada.
Dentro de esa gran variedad humana que hace que los habitantes de cada pueblo parezcan psíquica y físicamente diferentes a los habitantes de otros pueblos lejanos; existe una variedad psíquica y física por las costumbres y por el clima. Pero esa variedad no es tanta, ya que todas las personas se pueden adaptar perfectamente a vivir en lugares diferentes de donde ha vivido toda la vida. Las emociones humanas mantendrán a la humanidad unida emocionalmente aunque no nos parezcamos unos a otros. Las emociones humanas nos unirán siempre, ya que las emociones humanas nos distinguen como seres humanos que somos y nos hacen ser más semejantes unos de otros.
Siempre nacerán personas con excepciones psíquicas y físicas; y como existen excepciones de todo tipo, parece que existan menos excepciones de las que hay. Individualmente las excepciones son raras, pero en conjunto ya no son tan raras. Las personas excepcionales por ser excepcionales son más proclives a las dificultades de todo tipo; por lo tanto habrán en estas personas más accidentes, incluso más muertes. Y es que el mundo está hecho y lo hemos hecho para las personas más comunes o más adaptativa y no para las personas excepcionales. Me refiero a las grandes excepciones ya que todos tenemos nuestra pequeña excepcionalidad que nos diferencia de los demás.
A donde nos lleve la evolución psíquica nos seguirá la evolución física, porque la primera en evolucionar es la evolución psíquica. La evolución física evoluciona cuando la evolución psíquica se lo ha permitido. La evolución psíquica nos llevará a desarrollar cada vez más las memorias psíquicas, ya que constantemente las estamos ejercitando. Por ejemplo, dentro de unos doscientos años habremos evolucionado tanto psíquicamente que tal vez podríamos memorizar con facilidad unos 30 o 40 idiomas y quizás dentro de por ejemplo cuatrocientos años nuestras memorias estarán tan desarrolladas que podremos aprender con facilidad 300 o 400 idiomas. Esa evolución, tal vez nos obligue a desarrollar cada vez más las memorias y al mismo tiempo la cabeza.
Registrado es Safe Creative el 12/05/2012 Autor: Salvador Sánchez Melgar Http://www.articulosnuevos.blogspot.comPensamiento, ciencia, vida, alma, ideas nuevas, inventos nuevos, articulos nuevos, ciencia ficción, poesías, filosofía, Universo, esencias, la nada, inteligencia, artículos, ciencia, memoria, robot, cerebro, humano, inteligencia artificial