Revista Diario
No tengo tele, bueno si tengo pero no tengo señal, con lo cual solo veo películas, sin embargo de vez en cuando cometo el error de fijarme en la publicidad y boom!... y eso se conjuga con las conversaciones que voy teniendo, las frases de quinta que voy recibiendo porque Kyara tiene 2 años y casi 11 meses y todavía toma la teta y porque tiene la misma edad y no ha pisado un jardín y por ahora no lo va a hacer, porque la dejo salir a la calle vestida como ella elije y no como yo deseo… no hay que ser inteligente para notar lo que la publicidad y los medios de comunicación quieren hacernos creer y lo que esta sociedad ya normaliza como el estándar de crianza y vínculo afectivo. Ya se que no descubro que el agua moja, pero de tanto en tanto me enfado, me indigno y necesito compartirlo.
¿Tengo qué creer que no soy apta para gestar, qué tengo que estar rodeada de profesionales, exámenes, ecografías, complementos alimenticios, y una larga lista de etcéteras para saber lo que mi cuerpo debería saber. Qué mi bebé está bien, que estamos bien, que todo es como tiene que ser?. No denigro de los médicos ni creo que no debamos ir! salvan vidas, de sobra lo se, pero también creo que a estas alturas abusamos tanto de ellos y su ciencia que terminan entorpeciendo la vida, nuestro vínculo primario con ese ser que estamos gestando y con la sabiduría de ese cuerpo generoso que da vida.
¿Tengo qué creer que no soy apta para parir, que no me queda otra que asistir mansamente a ver como mi cuerpo se convierte en un pedazo de carne que puede y debe ser cortado, maltratado, negado, inyectado, rasurado y cocido, que el nacimiento de mi hij@ se limita a que me lo arranquen de las entrañas?
¿Tengo qué creer además que en los instantes y a veces horas que le siguen a su nacimiento mi hij@ lo que necesita desesperadamente es que lo pesen, lo midan, lo revisen, lo evalúen, lo testeen, lo lleven a conocer a sus tíos, abuelos, padrinos, familiares y amigos para luego dejarlo "por si acaso" en observación, mientras mi cuerpo vacío, frágil, maltratado se queda esperando el encuentro, la tan ansiada fusión y celebración de la vida? ¿Tengo qué creer que eso es lo que mi hij@ necesita, en vez del calor de mi cuerpo, el contacto piel a piel, la teta tibia y mi sonrisa, susurros lágrimas calidad de amor que le dicen de todas las maneras posibles: "bienvenido amor, bienvenido a este mundo, a esta familia a esta vida, te esperábamos y te amamos"?
¿Tengo qué creer que no soy apta para nutrirl@, que tengo que recurrir a la leche de fórmula y a los biberones porque mi cuerpo no sabe hacer lo que tiene que hacer, porque mis tetas no recuerdan la función para la que fueron creadas y en cambio bien que saben de alta seducción y gimnasio para no ceder a la fuerza de gravedad?
¿Tengo qué creer qué es mejor una guardería desde pequeñit@s, 45 días ideal, 6 meses por lo menos para hacer de ell@s niños inteligentes, sociables, independientes y que en el futuro sean triunfadores, exitos@s y complet@s?
¿Tengo qué creer que su independencia y felicidad serán forjadas en la distancia de mi calor y no en el amparo de mi amor y cuidado. Y que para ese fin mejor los cochecitos, las cunas, los cuartos independientes, los chupetes, en vez de mi cuerpo, mis brazos, mis tetas, mi presencia, mi contacto. Tengo que creer que entre más distancia entre nosotros, más san@, autónom@ y feliz será?
¿Tengo qué creer en definitiva que yo no soy apta, qué soy madre pero que es solo un título decorativo, que mi hij@ le pertenece a la ciencia, al estado, a los profesionales que saben más que yo y tienen ya la fórmula mágica, aunque mi hij@ es único, irrepetible y eso solo lo se yo? ¿Tengo qué creer que lejos de mi estará mejor, qué entre menos comunicación y vínculo entre nosotros, entre más intermediarios (accesorios y profesionales) más plen@ se desarrollará? ¿Tengo qué creer que ser madre solo me avala para aumentar la tasa de natalidad y convertir nuestras vidas en estadísticas? ¿Tengo qué creer que “tener” un hijo es sólo eso, aumentar la lista de mis posesiones?
¡Qué viva la ciencia, qué vivan los avances médicos y la tecnología! Pero no perdamos de vista que deben estar a favor de la VIDA, no de alimentar el ego de sus “sumos pontífices”; no olvidemos que los realmente importantes somos nosotros y toda forma de vida en este planeta y no los últimos descubrimientos e inventos. Porque parece que nos hemos convertido en ratoncitos de laboratorios listos a probar y avalar el último hit de la ciencia, el último grito de la moda en avances científicos sin importar el trozo de humanidad que nos dejamos en el camino.
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