Revista Opinión

No soy capitalista pero necesito un iphone 8

Publicado el 24 octubre 2017 por Carlosgu82

Si habláramos de colmos seria uno de los más nombrados, pero la realidad es cruel y esa frase muy a mi pesar me la dijo un buen amigo mio que es victima también de los entresijos de esta nuestra sociedad.

Ya sabemos todos que poco a poco lo material está cobrando un valor excesivo para la vida de las personas que dependen de ellos hasta de una forma emocional. Nos han creado el sentimiento de inferioridad al carecer del último modelo que salga al mercado e inclusive he visto casos en los que los padres aun necesitando el dinero para causas realmente importantes, como su propia salud, han renegado y han preferido, por las exigencias del hijo, comprarle lo que en ese momento le sea crucial dando como escusa, en la veracidad de mi caso, que no quieren que este sea victima del acoso escolar.

¿Es qué el valor de su hijo depende de la marca de, por ejemplo, las prendas que use? Es obvia la respuesta pero añadiré que si usamos lo material como arché estamos dejando que se premie la adquisición, nunca el debatir de su fuente, de conocimientos mediante el dinero (objetos) como recompensa, siento deciros que genera a mi parecer un montón de siervos ovinos detrás de un dulce, pero ante pronóstico contrario al menos para el pueblo de a pie, trocito de fruta putrefacto. Cuanto más quieras más tienes que pasar por el aro significativo además de las diferencias sociales y de la muerte de miles de corderillos de hambre, guerras o falta de recursos por una avaricia que, como recochineo de un pequeño grupo muy pedante, se almacena en muy pocos pero que su poder otorgaría una vida digna a todos los ciudadanos del planeta pudiendo vivir con todos los lujos que ya nos da esta pero que no cuidamos y con los que, debido a nuestro desarrollo tecnológico e industrial, hemos creado y nos ayudan o mejoran la calidad de la misma. Pero el nivel máximo adquisitivo de un colectivo debería ser cuando le quitase esos privilegios a otras personas que equitativamente tienen los mismos derechos que ellos, por que todos somos iguales, correlativo con que la libertad decimos que termina donde comienza la de los demás.

Para mí sería un modelo de sociedad equitativa donde el nivel de vida de cada individuo pueda diferenciarse hasta cierto punto dependiendo de un sin fin de causas personales y muy concretas que ocurren en la vida de cada persona, como su nivel de estudios o su eficacia, cargas familiares, etc pero evitando a los extremos, siendo injusto que el exceso sea la causa de la falta en otras personas.

Como conclusión queda decir que si volvemos a ceder ese valor a cosas importantes y que para su auge nos hacen ser mejores personas para vivir en sociedad no habría tanta infelicidad por que solo con una sonrisa, un abrazo, el sentimiento de amar lo que haces y querer que perdure inclusive cuando ya no estamos aquí constituyen el mayor motor del mundo. Y no me refiero a ser un famoso medico por ejemplo sino también a un misionero que en nombre de Dios ayude a las personas que por culpa de esos gordinflones avariciosos, manipuladores y disgregadores de nuestra unidad se están muriendo; sea cual sea tu meta, un mero teléfono, una bonita mansión o el coche más caro que exista jamas te van a dar la felicidad. Y si no, haz la prueba.


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