Agustín Ibarrola, está avergonzado y confuso, eso es lo que se desprende al menos de una entrevista publicada en "El Correo", el sábado, 4 de febrero de 2012.
- Como ciudadano, no soy libre. Como creador, ejerzo la libertad plénamente.
- Muchos escriben, se pronuncian, se comprometen... pero los que mandan procuran sonar poco. Grandes hombres de la cultura española están muy silenciados.
- Yo quisiera que existiese un nacionalismo democrático. Lo aplaudiría. Pero hacen declaraciones de vez en cuando que pertenecen a otros tiempos, a cuando el poder del nacionalismo era absoluto.
- Cuando aparecen los de ETA matando, el nacionalismo decía: "Son nuestros chicos". Esa era una consigna, un reconocimiento establecido en el País Vasco. Y cuando llegan "nuestros chicos", los "Ibarrola" sobran.
- Todo es difuso y confuso. Todavía vivo con escolta. No sé qué puede pasar con mi obra: cientos, miles de pinturas, grabados, esculturas. Yo no he podido vender mucho a lo largo de mi vida por eso, por la libertad.
- Me duele la amenaza real que hay contra mi obra, hecha a lo largo de mi vida y que está en Urdaibai. Yo quiero, no solo a mi País Vasco, quiero a España y a Urdaibai de una manera particular. Aquí el paisaje hace que me mantenga en mi estado natural, que no me deje comer por todos esos odios que han proyectado sobre mi tantas gentes y tanta cobardía.
- Estoy avergonzado de una gran parte de los ciudadanos vascos que me han lanzado tantas miradas de odio, que han mascullado cosas a mi paso, que han lanzado insultos, malos gestos... Toda esa presión solo la he podido soportar sabiendo que soy un gran creador y creando.