* por Olga Carmona
La otra noche mientras preparaba la cena, mi hija me cuenta que una niña de su clase había pedido ir al baño y se retrasó mucho en volver. La profesora, un poco alarmada, pidió a otra niña que fuera a ver que pasaba y ésta la encontró tumbada en el suelo del baño, durmiendo.
Mi hija concluye: “eso está fatal mamá, eso está fatal, hay que aguantarse, hay que aguantarse el sueño, las ganas de ir hacer pis, el hambre… hay que aguantarse”.
Este jodido aprendizaje social que ella trajo a casa, incuestionado, definitivo, me hizo saltar las alarmas y me quedé pensando…La llamé y le dije: No, no te aguantes.No aprendas con seis años a aguantar, a ir en contra de ti misma. No cedas pedazos de ti por mandatos sociales que te agreden.No aguantes hoy porque si lo aprendes, si lo normalizas, si te lo crees, mañana estarás dispuesta a aguantar a un marido que no te ama y cuida como mereces, a un jefe que te falta al respeto, a un amigo que te invade, a un novio que te ningunea, a un trabajo que no te hace feliz, a un hijo que te levanta la voz, a una madre que te dice lo que tienes que hacer… aguantarás al mundo y sus reclamos en tu espalda y te volverás pequeña y te dolerá vivir. Yo te engendré libre, te gesté libre y te estoy criando para que no aguantes al mundo. Si la vida tiene algún sentido ese tiene que ver con el placer y con el amor, poco más.No aprendas a quedarte para el final, a callarte para evitar nada, no aprendas, sobre todo, a aguantar el dolor. Ningún dolor. Pelea para combatirlo y cambiarlo. No te aguantes mi amor, no te aguantes. Grita tu necesidad y tu derecho. Grita para que te oigan todos, para que sepan que estás dispuesta y convencida a no dejar que los otros decidan cuando y de qué tienes ganas.Tu escribes tu historia, trata de que que sea en primera persona del singular y que el motor sea siempre el amor, hacia los otros, hacia una profesión, hacia una pasión, hacia ti.
Olga Carmona