Ahí, en plena Feria del Libro de Guadalajara, Roberto Fontanarrosa pidió el micrófono e hizo un cambio de frente magistral. “El fútbol es el ADN de la vida”, reflexionó el Negro, rodeado de aplausos. Entonces, había perdido buena parte de su movilidad. No su genio. Y en esa frase, célebre y extraordinaria, encontró su resumen íntimo. Personal. Eterno. Porque Fontanarrosa, de cuya muerte se cumplen cuatro años, vive en el recuerdo futbolero. También, en los equipos y jugadores sobre los que escribió en distintos libros. Y sobre todo, en estas cinco sentencias inolvidables. No te fuiste, campeón.
Algunos intelectuales serios habrán ocupado sus horas leyendo a Tolstoi, mientras yo leía El Gráfico”.
“Cuando digo que yo lo ví jugar a Menotti, salta el tema de la edad y me preguntan, ‘¿pero cómo, vos lo viste jugar?’. Y Menotti jugador es uno de mis recuerdos más recientes”.
“Asocio al fútbol con la amistad. Siempre me reúno con un grupo de amigos para jugar, ir a la cancha o ver partidos por televisión”.
“Central es prioridad uno. No me vengan con el cumpleaños de mamá. Yo me voy a la cancha. Eso es innegociable”.
“Tenía la fantasía de ser jugador. Si me das a elegir, hubiera querido ser Poy. Entrego todo lo que dibujé por ser el autor de la palomita”.
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