Muchas veces cometemos el error de sumergirnos por completo en nuestro rol de madres, dejando a un lado nuestras vidas como mujeres. Es así como poco a poco nos vamos alejando de lo que nos gusta, empezamos a no tener tiempo para nosotras mismas y sencillamente nos perdemos en el mundo de la maternidad.
Lo que muchas ignoran es que está comprobado que cuando nos damos la oportunidad de disfrutar de quienes somos como mujeres y de liberarnos un poco tomando tiempo para hacer lo que amamos (además de cuidar a nuestros bebés), nos convertimos en mejores madres y mejores personas.
Puede que sea difícil encontrar un tiempo para nosotras mismas cuando somos las responsables del cuidado de nuestro bebé, pero no es imposible. Así que debemos hacer lo posible para cuidar también de nosotras mismas, de nuestras almas y nuestros cuerpos y de nuestra esencia como personas, porque al final de todo de esto dependerá mucho de lo que hagamos en la vida. No es sano olvidar la mujer que hay en nosotras.
Cuando te amas, cuando haces lo que te gusta, cuando no maltratas tu esencia, cuando te permites sentir cada instante, tu vida mejora en todos los sentidos. No se trata de salir por ahí y olvidarnos que somos madres, no... Sino más bien de lograr un balance entre ser mujer y madre. La gran pregunta es cómo lograr esto, a continuación algunas recomendaciones:
- Haz lo que te gusta: En algún momento del día o de la semana, debes darte prioridad y hacer algo que te guste, ya sea leer un libro, ver alguna película, salir a pasear, etc. Si no tienes ayuda para que cuiden a tu bebé por una o dos horas, aprovecha cuando tu bebé duerme, olvídate por unos instantes del hogar y de los demás, piensa solo en ti.
- No dejes de cambiarte y ponerte linda para ti misma: Con esto no me refiero a maquillaje ni ropas extrevagantes, sino a vestirte como te gusta, como te sientes bonita y cómoda. Mírate al espejo, hazte ese peinado que tanto te gusta, mímate. Esto te hará recuperar la confianza y seguridad que hay en ti, y es que cuando te amas en todos los sentidos, todo a tu alrededor gira en buen sentido.
- No dejes a un lado a tus amigas: Es cierto que muchas amistades cambian cuando nos convertimos en madres, y es que nuestra perspectiva de la vida ya no es la misma, además de que tenemos nuevas responsabilidades que nos impiden llevar el mismo ritmo y actividades de antes. Sin embargo, es importante que sigas manteniendo cerca a esas amigas especiales que te recuerdan quien eres y que te hacen reír aún cuando las lágrimas se alojan en tus mejillas. Encuentra momentos para llamarlas, ponerte al día, reunirte con ellas.
- Trázate metas y vé por ellas: Sí... sé que puede ser difícil ir por algunas metas, pero recuerda que "todas las grandes obras empiezan con un solo paso". Al inicio, proponte metas que puedas lograr a corto plazo, ya sea iniciar algún proyecto, escribir un libro, leer cierta cantidad de libros, cambiar a un estilo de vida saludable, entre otras. Luego las vas cambiando acorde a tu ritmo de vida. El tener metas te ayudará a pensar en ti misma y hacer algo por y para ti.
Como madres, siempre queremos lo mejor para nuestros hijos e hijas, y por eso es que damos lo que somos, lo que tenemos hasta lo que no somos y no tenemos por ellos. Aunque parezca egoísta pensar en nosotras mismas a veces, te sorprendería saber que hacer esto es más bien parte de saber vivir. Al amar quiénes somos y no dejar a un lado nuestra esencia, le estaremos dando uno de los mejores legados y enseñanzas a nuestros hijos... el siempre ser ellos mismos y darse la oportunidad de vivir al máximo.
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