Estás entrenando en tu bicicleta, rodando como nunca, sintiendo el viento en la cara, al brisa en tu rostro. Eres feliz y en ese momento no parece que nada pueda ir mal. Y lo cierto es que no tiene por qué ir.
Pero también tienes que tener en cuenta que mientras entrenas, mientras exiges a tu cuerpo un poco más, siempre un poco más, le estás sometiendo a un estrés oxidante que a la larga puede resultar perjudicial para tu salud. ¿Estrés oxidante?
Pues sí, porque no solamente tu bicicleta se oxida (y sobre eso hablaremos otro día, con algunos truquitos para conseguir que nunca veas herrumbre en tu máquina), sino que también tu cuerpo puede sufrir esa sensación. Los causantes son los radicales libres, que se producen con mucha intensidad en nuestras salidas en bicicleta. Dado que la existencia de estos se asocia en nuestro cuerpo al oxígeno, y dado que al hacer grandes esfuerzos físicos consumimos mucho más oxígeno que en reposo puedes entender fácilmente esta relación. A más radicales libres más oxidación y por lo tanto más daño celular en tu organismo. Esto nos puede suponer problemas a la larga de salud, pero a corto plazo lo que comprobaremos será un descenso acusado en nuestro rendimiento atlético…es decir, una pérdida en esa forma que tanto nos costó lograr.
Afortunadamente no todo es tan negativo, y podemos decirte no solamente cómo combatir a esos radicales libres sino también alguna otra buena noticia. La primera es que cuando un deportista está bien entrenado y lleva una vida sana aumenta de forma natural los sistemas endógenos que neutralizan esos radicales. En otras palabras, generamos de forma natural más antioxidantes que nos ayudan a no oxidarnos…está claro, ¿no?
Además, estos antioxidantes que acaban con los radicales libres también pueden incorporarse a nuestro organismo en forma de suplementación, merced a una alimentación adecuada. Y es que, por muy saludable que te encuentres, siempre será de gran ayuda una suplementación en este sentido para evitar, o disminuir al máximo, el estrés muscular.
Bien, así que, ¿cuáles son estos antioxidantes? Los principales los encontramos entre las vitaminas, concretamente la vitamina C, la A y la E, y algunos minerales como selenio o zinc. Además uno de los antioxidantes más potentes es el betacaroteno o caroteno, un compuesto químico de gran poder como antioxidante liposoluble y como generador de mayor eficiencia en el sistema inmunitario. Es decir, un cóctel de elementos que te pueden sonar más o menos, pero que, por lo general, no se “comen”, ¿verdad?.
Así que lo más importante es establecer qué alimentos de tu dieta habitual contienen una buena dosis de estos elementos tan positivos en tu entrenamiento ciclista. Y lo cierto es que son bastante sencillos de conseguir, y muchos se cuentan entre los que deberíamos incorporar a nuestra dieta de forma habitual.
Así, vegetales como el brócoli, el kiwi o la naranja son muy ricos en vitamina C, mientras que otros como los frutos secos lo son en Vitamina E. La Vitamina A la podemos encontrar en gran abundancia en los hígados, tanto de carne de ave como de ternera, cerdo o cordero. El zinc resulta muy abundante en mejillones y ostras, pero también en los huevos en algunos quesos grasos, mientras que el selenio podemos disfrutarlo en pescados azules como los arenques o el atún. Por último los betacarotenos aparecen en gran proporción en zanahorias y espinacas, además de en las acelgas. Una curiosidad…si eres aficionado a las nuevas gastronomías exóticas las algas nori, esas que se suelen utilizar para elaborar el sushi, contienen altos porcentajes de carotenos, por lo que resultan un complemento ideal en tu dieta.
Así que ya sabes…no se te ocurra oxidarte, amigo.