Revista Educación

No te rindas

Por Siempreenmedio @Siempreblog

Es difícil de describir, el dolor comienza a atravesarte a la altura del pecho, baja por el esternón y pasa por tus pulmones, estómago, diafragma, intestinos… Sientes todas tus vísceras desgarradas y un vacío intenso en las entrañas que no sabes como vas a llenar ni si podrás hacerlo. Es un dolor físico, muy real, no crees que solo esté dentro de tu mente. Te miras esperando ver un agujero que te atraviese el cuerpo de lado a lado.

Esto es lo que puedes llegar a sentir cuando todo a tu alrededor se desmorona, cuando te das cuenta de que nada tiene sentido. Te observas a ti mismo como si estuvieras en el fondo de un pozo muy profundo del que no sabes como salir, ni siquiera sabes si quieres salir. Si por ti fuera te quedarías ahí para siempre, esperando a que el dolor desapareciera por fin o a que desaparecieras tu mismo. ¡Si pudieras desvanecerte de alguna manera!, no quieres sentir más, no quieres luchar más.

Te quieres rendir.

A pesar de todo, de que podrías quedarte ahí para siempre sumido en tu tristeza y tu dolor, hay algo que no te deja, ese instinto de supervivencia y esas ganas de vivir que te dicen que no, que te recuerdan todo lo bueno que has conseguido y que podrás superarlo otra vez. Me sorprende la capacidad de recuperación y superación que tenemos los seres humanos, somos duros de pelar, podemos ser nuestros peores enemigos pero también nuestros mejores aliados.

Se trata solo de actitud, no te pares, aún no – te dices a ti mismo – pelea un poco más, vale la pena, inténtalo, verás que algo bueno sale de todo esto. Estamos aquí por un motivo y mientras sigas respirando continua luchando, no te puedes perder lo que está por venir y lo que la vida tiene pendiente de ofrecerte.

No te rindas, nunca.


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