Revista Opinión

No tenemos remedio

Publicado el 21 febrero 2013 por Romanas

No tenemos remedio.  http://cultura.elpais.com/cultura/2013/02/20/actualidad/1361372936_936612.html  El alcalde de “Fachadolid” se mete con Rafael Bardem, como aquella jodida tipa de alicante se metió conmigo por llevar a mi mujer a que le hicieran un pet en el mismo hospital al que iba ella siendo yo, según lo que estaba leyendo, un puñetero comunista.  A mí, lo confieso, esto me produce una rabia ciega que si no tuviera tantas obligaciones familiares, creo que, al fin, me iría de aquí dando el más sonoro de los portazos.  ¿Cómo hemos permitido que la ultraderecha nos arrincone así, qué clase de estupidez nos aflige para que admitamos así, por la buenas que unos tíos/tías tienen todos los derechos del mundo incluso el de increparnos porque seguimos viviendo, haciendo todo lo posible por vivir, mientras ellos pueden permitírselo todo, incluso el lujo de tener 23 millones de euros, 3.841millones de las antiguas pesetas si valoramos el euro en 167 pesetas, para redondear, en una puñetera cuenta en Suiza, que sólo Dios sabe cuantos otros millones pueden haber en otros paraísos fiscales?  ¿Hemos pensado, somos todavía capaces de pensar a qué subfondos de categoría mental y moral hemos descendido y por qué, para que los mismos tipos que cometen estos auténticos asesinatos, porque los robos de esta cuantía cambian la naturaleza del propio delito, tengan el valor, se atrevan descaradamente a criticar la conducta de tipos como Bardem, que ha ganado todo el dinero que tiene trabajando como un negro en su profesión?  Porque hemos consentido, si no alentado con nuestra propia conducta, que estos tipos nos desprecien de tal forma que no nos conceden ya ni siquiera el derecho de vivir como lo hacen los demás, es decir, esos jodidos canallas, porque el alcalde de “Fachadolid” es un canalla capaz de decir públicamente que una política de otro partido le pone cachondo cada vez que la ve, mientras se mostraría dispuesto a pegarle 2 tiros al que dijera algo parecido de su propia mujer.  Mucho me temo que hemos perdido la partida para siempre y creo que, ahora mismo, en este preciso instante, se me ha revelado por qué, porque hemos perdido la unidad, la unidad de las gentes de izquierda, de los que somos o defendemos a todos los despojados de la Tierra, porque mientras ELLOS se comportan como un solo hombre ante cualquier ataque a uno de ellos, y no sólo se lanzan a la calle a luchar políticamente por ello sino que, si es necesario, luchan físicamente por ello, roban, matan y asesinan.  Es por esta actitud por la que han conseguido el respeto de todo el mundo, porque el respeto se basa en el temor, en el jodido miedo a la furibunda defensa que ante un ataque, por muy justificado que sea, puede hacer el ofendido. El miedo guarda la viña, dicen por esta jodida tierra murciana.  No nos hemos hecho respetar, ¿cómo íbamos a hacerlo si no nos respetamos a nosotros mismos, si actuamos ante los que decimos que son nuestros hermanos como si todos fuéramos auténticos Caínes, ¿entiendes ahora mi referencia a la obra de Gustavo Doré, futbolín?, no iba sólo contra ti, iba contra todos nosotros, los canallescos miembros de la izquierda, que no es que no nos sintamos ofendidos cuando se ofende a uno de nosotros, no, es que nos alegramos profundamente cuando se ofende o ataca a uno de nosotros, es por eso por lo que el otro día hablaba yo de la envidia y tú no sé por qué jodida razón creíste que me refería concretamente a ti, que, dicho entre paréntesis, eres uno de los tipos más generosos que he conocido.  Y el resultado de ese silogismo perverso ha causado doctrina, ha sentado jurisprudencias: si ellos mismos se atacan, si se despedazan entre sí  es porque son esencialmente atacables, despedazables, porque son una auténtica mierda que, como tal, no tiene derecho a nada.   Y, a veces, en mis horas más bajas, llego a pensar que tienen razón. Porque hemos aceptado la mayor parte de nosotros que los nazis de la ultraderecha, con el beneplácito de muchos de nosotros, nos impongan las reglas del juego. Que Rajoy y los suyos sostengan que no sólo no somos iguales sino que tampoco debemos de serlo es normal en los auténticos canallas, pero que gente que se dice de izquierda admitan gratuitamente que ésta no tiene derecho a los bienes costosos de consumo, que éstos deben de reservarse sólo para ellos, no sólo es lo más increíble que yo jamás hubiera pensado sino también la más perfecta de las canalladas que a mí me gustaría mucho que a todos estos ideologos modernos de la ultraizquierda me explicaran.  Otro inciso: ¿cómo pudiste pensar siquiera que yo me refería a ti cuando hablaba de la envidia como el motor de muchas, de casi todas las reacciones humanas? Acabo de decir que tú eres uno de los tipos más generosos que he visto en mis 84 años y sé mejor que nadie que tú vives mucho mejor que un obispo, que fumas el mejor tabaco, que bebes los mejores vinos, que comes lo que te da la gana, que cambias de coche como yo de calzoncillos, entonces, ¿qué coño es lo que tienes que envidiar tú?  Tu pecado quizás nos lo has dicho tú mismo, adoras a IU, y la defiendes incluso cuando nadie la ataca, porque yo no he visto a nadie por aquí que ataque a IU.  Sí, es cierto que yo he atacado y con suma dureza a Anguita porque lo considero una mala persona y no quiero volver a repetir todo eso de su alianza, con francachelas incluidas, con Pedro J. y Aznar lo que creo que descalifica para siempre a cualquier persona, pero, si me hubieras leído lo suficiente, sabrías que yo adoro, creo que ésta no es la jodida palabra, al puñetero Llamazares, que también es de IU, no sé, últimamente creo que he leído por ahí que ha fundado su propio partido, no te digo.  Espero que este panfleto haya aclarado algo las cosas y lo dejo por hoy, porque soy muy viejo, casi nonagenario, estoy enfermo y tengo mucho trabajo en la casa. Hasta luego.


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