Revista Salud y Bienestar

No todo está perdido

Por Javier Rojo @blogtueii

Caminaba por la calle, llovía en esos momentos, iba sin paraguas…le gustaba sentir la lluvia de verano sobre su cuerpo. Era una sensación increíble, se sentía fresca por cada centímetro de su cuerpo, pero de repente perdió el conocimiento. Llevaba varios días muy cansada, visitaba muchas veces el baño, sin ganas de comer y no sabía el por qué.

Las fuerzas le fallaron y acabado tendida en mitad de la calle mientras la lluvia la seguía empapando. Despertó en el hospital algo asustada sin saber por qué estaba ahí y por fin se le acercó el médico que la trataba.

Era bastante joven para ser médico y se quedó sin habla mientras él le explicó todo lo que le sucedía. Tras irse el atractivo médico, suspiró, y pensó que como era posible que todo lo que le pasaba era por una enfermedad llamada Crohn.

Los días pasaron en el hospital y empezaron a probar que medicación era la que aceptaba su cuerpo para que fuera remitiendo su brote. Cada vez su amistad era más cercana con el médico que la trataba, cuando le dio el alta se intercambiaron el número de teléfono y empezaron a quedar. Tras unos meses de haberse conocido volvió a tener un pequeño brote y terminó ingresada nuevamente, esta vez era algo más grave el asunto y terminó en quirófano.

Se fue recuperando poco a poco y siempre estaba a su lado Lucas. Pasaron diez años desde que se conocieron, una llamada a altas horas de la madrugada la despertó, Lucas había muerto en un accidente de tráfico. Fue un gran golpe para Ana, lloraba y lloraba mientras pensaba que quien iba a estar junto a ella cuando recayera, quien la animaría, la haría reír mientras todo su mundo se hundía cuando estuviera en brote.

Dos meses más tarde, se enteró de que dentro de ella crecía una preciosa niña de él y ella. Fue su apoyo y su aliento para ir superando cada brote ya que parece que el Crohn se aferró a la vida de Ana y la sobresaltaba cuando menos se lo esperaba. Mirando hacia atrás y recordando a Lucas, se le llenaban los ojos de lágrimas al recordarlo.

Gracias a él se convirtió en una persona fuerte, llena de seguridad y confianza en ella misma, le dio una hija fantástica y todo se lo debía aunque no quisiera admitirlo a su enfermedad crónica llamada Crohn.

Inma


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