Pórtate bien, estudia, trabaja, folla, come bien y por favor, no te plantees nada más.
No todo va a ser trabajar, portarse bien… ni siquiera follar. Follar por follar, vivir por vivir.
Hasta que un día coges y decides que no tienes que contentar a nadie más, al menos no por obligación.
Que si no llegas, no puedes o no quieres, no pasa nada, no es el fin del mundo.
Estoy primero. Lo que siento, lo que necesito, lo que quiero.
No me tiene que parecer todo bien, que tengo derecho a querer las cosas a mi manera y a respetarme sobre todo a mi.
Tú puedes hacer lo que quieras y yo puedo decidir que por ahí no paso. Puedo decidir a quién quiero en mi vida y a quién no le aguanto una tontería más.
Puedo coger mi vida y ponerla del revés, volver a comenzar y equivocarme todas las veces que haga falta.
Y me da igual si parece egoísta, seguramente para muchos lo sea, pero lo que es realmente egoísta es esperar que alguien dedique su vida a complacer a los demás.
Y resulta que cuando decides que ya estás harto de lo establecido, encuentras a alguien dispuesto a seguirte en todas tus locuras.
Y se acaba el follar por follar, el vivir sin sentido… se acaba hasta la puta apatía.
Poco a poco, todo vuelve a tener sentido.
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