No es la primera, ni la segunda, ni la tercera vez que puteo a las agencias por aprovecharse del personal. Ellas son todas muy guays, ganan muchos premios, por las redes son las más molonas y las que más seguidores tienen pero ¿por dentro? Por dentro es todo mierda donde el ambiente está más que jerarquizado: los jefes se tocan sus partes, aparecen dos horas por las agencias y recogen los premios, mientras que el resto de la gente se deja los cuernos con una mierda de sueldo (O INCLUSO SIN ÉL) para sacar adelante lo que se supone que son SUS agencias, de las que tanto presumen. Pero que conste que es una profesión megamolona.
Total, que cuando me he tropezado con esta carta de un becario cualquiera a un director creativo cualquiera que han publicado los amigos de Tago Art Work, no me lo he pensado dos veces, tenía que estar aquí. Pero es más, me ha tocado los cataplines de tal manera, que he decidido ser algo que llevaba bastante tiempo planteándome: quiero ser vuestro altavoz. Sí. Así como los de Oficina Precaria cuentan mierdas de toda clase y todo tipo de trabajos, vosotros me podéis contar las de vuestras agencias… ¡¡PORQUE ESA ES OTRA!!
Resulta que, por muy mal que te hayan tratado en una agencia, y me refiero ya a cosas ilegales, ¡cuidadito con denunciarla o contar algo, vaya a ser que el sector se entere y no te contraten más! ¿Cómo? Sí, sí, que aquí son todos más listos que el perro del cura, y tú puedes tener un portfolio de la hostia, trabajar de puta madre y varias recomendaciones de grandes profesionales que, si en algún momento dices algo malo de una agencia en plan me deben 2000€ de un trabajo que realicé ¡¡¡taaaaaaaaaateeee!!! Igual a este ya no le contratamos porque puede traer problemas. Muy bien todo. ¿No os había dicho que la publicidad es una profesión megamolona?
Pues eso, que no me enfado más, que si queréis contarme las mierdas de vuestras agencias sin que se entere nadie de que habéis sido vosotros, podéis escribirme un mensaje a Facebook o a hola [@] antestodoestoeranchampus.com. Prometo publicarlas para limpiar esa imagen tan megachuli que tiene tu agencia. El karma es lo que tiene.
Y por el amor de los Pantone, por favor, no me trabajéis de gratis e intentad evitar echar horas extras. Que yo sé que os amenazan con largaros a la calle, pero es que tenemos que empezar a cortarles el grifo. Que luego pasa lo que pasa y podría haber más de 250.000 puestos de trabajo si no les dejáramos hacer con nosotros lo que les diera la gana.
Ea, ya me callo y os dejo con la carta.
Querido Director Creativo:
Sé que lo que vas a leer a continuación puede levantar alguna ampolla por el camino. No es la intención, en todo caso es un daño colateral. Por eso espero que tomes esta misiva como una invitación a reflexionar y no como un ataque personal. Créeme, esta carta puede ser de todo menos personal. Tú no eres un solo director creativo, y yo no hablo en nombre de un solo becario.
Si me lo permites, iré directamente al motivo principal por el que te escribo. Creo que estamos en un mundo y en una posición en la que casi nadie puede vivir con un sueldo más bajo que el mínimo durante 3 o 6 meses mientras tú te piensas si mi trabajo de becario realmente merece una remuneración o no.
No todos podemos vivir de la experiencia que ganamos trabajando por amor al arte –o al copy- en tu agencia. Cada día que voy a trabajar a jornada completa en tu empresa, es un día que mis padres me están manteniendo y yo no ayudo en casa.
Lo he intentado, pero es imposible. Imposible si trabajo de 9:30 hasta las vete-a-saber-tú-qué-hora todos los días. Mis padres son los que me pagan el sueldo que tú te niegas a darme.
Mientras, podría ayudar trabajando en una panadería, en un Starbucks rodeado del mismo “hype” que destila tu agencia o, quién sabe, incluso haciendo la calle. Haga lo que haga, ganaré más que mi sueldo mensual bruto. Pero sin duda no sería feliz si no me dedicara a lo que he estudiado. Esa es la pega.
Esta es mi historia y la de mi familia, que con esfuerzo, me apoya mientras yo vivo fuera y trabajo por 0 euros la hora. Estamos apartando del sector “profesional” de la publicidad a jóvenes cuya situación económica y familiar no es sostenible, a esas personas a las que les dices “trabajar conmigo es sueldo y premio suficiente para ti”
Lo siento pero me niego a formar parte de un sector dominado mayoritariamente por agencias que rehúsan pagar algo digno a sus becarios. La experiencia es fundamental y es algo sin lo que no podremos llevar nuestro trabajo al nivel que requiere la industria hoy en día, pero no sólo de eso vive el hombre -ni el becario-. No sólo del catering que sobra de las reuniones con el cliente puedo alimentarme ni pagar el alquiler de mi piso.
Quedarse hasta tarde, muchas veces ser el último que se va de la agencia, despedirme de ti, jefe y desearte una buena noche mientras yo me quedo a hacer el trabajo sucio para volver igualmente el día siguiente a la misma hora. Y regresar a casa derrotado, sin ganas ni tiempo de prepararme una cena decente, para finalmente caer redondo en la cama y recordarme a mí mismo “Sí, esto lo haces para cobrar al final de mes… nada”. Bueno, nada no. Discúlpame, experiencia. Para tener experiencia. Sólo que resulta que fui al Mercadona y quise pagar con experiencia y me dijeron que no la aceptaban. Que sólo Visa, MasterCard o efectivo.
¿Sabes qué es lo más curioso de todo esto? Que en un principio yo también me tragué el palabrerío y la buena prosa que te ha colocado ahí donde estás. El talento se destila no sólo en el ámbito profesional, sino también en las relaciones interpersonales. Yo también me creí el “primero estás de prácticas y luego ya veremos”. Bendita frase que debería estar colgada en un cartel con letras de neón. Porque esa frase que a ti te servía para excusar los despidos, era nuestro lema para continuar. Ése era nuestro sueldo a final de mes. Ocurre que con el tiempo, y siendo la misma frase, deja de hacer efecto. Y mientras más corre el reloj, más se va erosionando la voluntad del becario. Y a medida que van pasando las semanas, la motivación se va hundiendo, llegando a plantearte “¿es esto lo que quiero?, ¿para esto estudié?, ¿merece la pena tanto esfuerzo?”. Y te dices a ti mismo “bueno, no pasa nada. En la próxima agencia será mejor”. Craso error. Porque con el tiempo yo, becario ya no tan ingenuo, me doy cuenta de que es el mismo discurso para todas las agencias.
Lo triste es que a ti te da igual un becario que otro, porque en tu puerta hay mil más esperando y deseando ingenuamente trabajar para ti. Horneadas de gente dispuesta a pasar por el aro año tras año salen de las universidades para tu disfrute y placer.
¿Te acuerdas de cuando trabajé contigo durante 4 meses en una agencia y compartí “becariedad” con nada más y nada menos que otros 11 becarios? 11 becarios en una agencia en la que apenas había 3 personas en nómina. Y todo por 0 euros. ¡Joder, que venga el comité del Premio Nobel y que te den a ti el de economía, que te has montado una empresa donde el 78% de tu personal es becario!
Y no te digo que no te entienda, al contrario. Te entiendo y te comprendo. Pero no lo respeto. Si puedes tener algo gratis, ¿por qué ibas a pagar por ello? El gobierno te da la posibilidad de no retribuir mis horas, pero eres tú quien elige no hacerlo, con lo que ello implica en la vida de los que trabajan para ti. Tú contribuyes a que éste sea un sector putrefacto y a que lo siga siendo.
No nos equivoquemos, cuando firmé el contrato de tu agencia, sabía perfectamente las condiciones, pero creo que de un modo u otro no sabía lo que significaba realmente. Pensaba que el elitismo profesional era cosa del mundo de la moda, no del de la comunicación. Puede que los becarios de hoy estemos pagando vuestro enaltecimiento del pasado muy caro.
¿Qué se supone que debo hacer? ¿Ir agencia tras agencia para escuchar que si “supero el periodo de pruebas” me contratarán, hasta que suene la campana en alguna y lo haga? Lo siento, pero no tengo fuerzas. No tengo ánimos. No puedo. Y yo ya he dicho basta. Yo ya no vuelvo a trabajar gratis. Porque me destroza anímicamente. Deja que te diga que has minado la confianza en mí mismo. No la has destruido, pero has dejado huella. Y me planteo incluso dejar el mundo de la publicidad porque no estoy dispuesto a pasar más por el aro.
Sé que es más que probable que no estés de acuerdo con lo que te planteo aquí, pero te pido que hagas un esfuerzo al valorar que no es una cuestión de si dicho becario tiene ese talento que buscas o no. Si le haces una entrevista para entrar en tu agencia, vislumbras un destello del talento que lleva dentro, no necesitas 6 meses para saber si una persona es lo suficientemente buena para trabajar para ti.
Ni mis padres lo entienden ni mis amigos lo comprenden. Al principio les decía “es lo que tengo que hacer para dedicarme a esto que tanto me gusta”. Resulta que ahora no sé que responderles porque ya no me sale esa respuesta.
Déjame despedirme diciéndote que yo empecé con las mismas ganas con las que empezaste tú. Y no digo que lo tuvieras fácil porque probablemente no lo tuviste y bastante debiste luchar para llegar donde estás. Pero tú más que nadie deberías saber que si los tiempos han cambiado, la industria debe cambiar también. ¿Verdad que ya no sirve la clásica fórmula del chascarrillo al final de un spot para hacerlo simpático? Pues ocurre lo mismo con las condiciones de tu agencia. Pienso que un sueldo básico, no supone una gran diferencia para ti pero significa un mundo para nosotros. Y, ojo, te estoy hablando de 300-500 euros menos del salario mínimo. Hablo de un salario con el que tu becario pueda decir “esta ronda la pago yo” entre sus colegas. De poder tener una cita, e invitar yo. De poder darme un capricho a final de mes, o sencillamente de poder ayudar a mis padres a mantenerme un mes más.
Muchas gracias y un saludo.
Atentamente un becario.
PD: Esta vuelvo a ser yo. No puedo dedicarle el tiempo que este blog y un público como vosotros necesita, y el Caganer Hipster me ha dicho que para hacer mierda, me quede en mi casa. Muy propia esa expresión viniendo de él, hacedme caso. Así que, mucho me temo que a partir de ahora los posts comenzarán los martes. Molesten las disculpas, criaturillas.