No usan Cascos en la nueva moto pepera

Miren ustedes por dónde no es el gobierno el primero que la ha liado este año. Ayer, día uno, Paco Cascos ha abandonado el barco del PP. Enfadado, vencido y rematado, Cascos se va pero amenazando. Su intención de ser candidato al Principado de Asturias por el PP, el próximo mayo, le ha salido por la culata.

Álvarez-Cascos, el que fue un todopoderoso vicepresidente del gobierno con Aznar, ha quedado en la cuneta. Y él, no conforme con que Génova no le haya ayudado, ha dado la espantá. Cabreado, vencido y humillado, el otrora poderosísimo Cascos ha hecho mutis por el foro y se ha largado del PP. No ha podido conseguir su objetivo, enfrentado con la dirección asturiana, ante la pasividad de Génova, a pesar de la ayuda de personajes con peso como Aguirre y Aznar.

Este burdo personaje, tosco y aliado de Aznar también en la participación de la guerra de Irak, cuyas relaciones personales saltaron al mundo rosa a menudo, se creó muchos enemigos por sus formas rudas y su mala educación, y siempre demostró un personalismo político que sólo se sometía a Aznar, de quien era una piedra angular.

Apasionado taurino y cazador, fue el responsable político del error del Prestige: alejar el barco. Y, sin embargo, siempre ha mantenido que era la mejor solución. Y es que Paco Cascos es de los que no sabe rectificar, siempre tiene razón.

Hoy ha decidido dejar el PP, que no la política, puesto que ha amenazado con presentarse como cabeza de lista de un nuevo partido regionalista. Otro problema más para Rajoy que le puede aguar su objetivo de ganar en Asturias.

Y es que como se ha venido demostrando, cuando se ha tenido puestos claves en política, muchos de los que los han detentado no se terminan de ubicar fuera del poder.

No sé cómo terminará esta crisis pepera, que acaba de empezar. Cascos tiene grandes amigos en la dirección del PP y entre la militancia. Otra crisis que le ha estallado al PP, esa jaula de grillos que puede gobernar España con un presidente que sentado en un sofá seguirá fumándose un puro, el estilo que ha mantenido hasta hoy.

Rajoy se parece a Franco en aquellos consejos que daba a sus colaboradores cercanos: Haga como yo, no se meta en política. Ahora que se acercan las elecciones, veremos si se sigue fumando un puro o decide levantarse del sofá e intervenir. Hoy, varias autonomías tienen problemas graves y son clave para su partido. Pero lo que parece irreversible es que los tiempos han cambiado, y que él es el único sobreviviente de la época Aznar. Y en la nueva moto pepera no se admite Cascos.

Salud y República