Revista Opinión

No vayáis al MACUF de A Coruña

Publicado el 02 agosto 2010 por Calamar
Hace ya unos meses, concretamente a las nueve de la noche del pasado 8 de febrero, Gas Natural Fenosa dejó mi casa como Pearl Harbour en las navidades de 1941. Una subida de tensión fulminó el ordenador portátil con el trabajo de un par de años, ocho bombillas y una plancha que estaba siendo utilizada y que hubo que sacar a la calle para que terminase de arder en llamas como. Durante la siguiente hora, ya con todos los electrodomésticos en modo unplugged, continuaron las subidas de tensión, tanto de la casa como de sus habitantes.
Llamamos a Gas Natural Fenosa, la que antes se llamaba Unión Fenosa y mucho antes Unión Eléctrica Fenosa, que aunque se cambie el nombre más veces que Prince no despista a nadie, y nos dice el agente de guardia que mirarán que puede estar pasando, que enviarán a un par de técnicos. Al cabo de un rato vemos desde la ventana a dos chicos trepando por el poste de la luz. Nos dicen que quizá haya algo mal sujeto y lo revisan, al bajar dicen que no han encontrado nada extraño, firman el parte, concluyen que probablmente haya sido alguna variante en alguna subestación y se van.
No volvemos a saber nada de estos dos chicos (subcontratados por Gas Natural Fenosa) ni de la propia empresa. Los días posteriores llamamos varias veces al departamento fantasma de reclamaciones, un 902 (0,0833 €/min), llamadas que son desviadas entre diferentes agentes teniendo que empezar de nuevo las explicaciones oportunas hasta el hartazgo y el patetismo. No envían un perito ni muestran ningún interés por lo sucedido, incluso se muestran irreverentes con el cliente, en cada llamada obtenemos respuestas completamentes diferente. Además, decido enviar emails que no son contestados hasta que, al cabo de meses, Gas Natural Fenosa responde que algo estaría mal en aquel poste que no es de su propiedad, por tanto la inexistente avería sería de nuestra responsablidad, es decir, "hemos fallado la reclamación como improcedente". Admito que es una genialidad utilizar el verbo fallar para encabezar una opinión (fallo que hoy no me apetecen lentejas), pero en definitiva, todo es muy insultante.
Uno de los déficits democráticos más invisibles e injustos que padecemos consiste en todos estos entramados de confusión y engaño de las grandes empresas que se aprovechan torticeramente de la ley ante las reclamaciones del cliente desquiciado al que, ay, más vale que no se le pase pagar la próxima factura.
Como escribo desde un blog de arte contemporáneo, y es la segunda vez en dos años que me desvío un poco del asunto para hacer terapia, os pido disculpas por el coñazo lacrimógeno que he soltado, pero sobre todo os pido, muy a gusto, que no volváis a poner un pie en el MACUF, el Museo de Arte Contemporáneo de Gas Natural Fenosa en A Coruña. Ya está bien de que estos gigantes traten de lavar su imágen irresponsable utilizando algo tan extraordinario y verdadero como el Arte.
Gracias.

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