El Miguel de Unamuno contemporáneo que es Jon Juaristi cree que los españoles no derrotamos a ETA, sino que la banda terrorista alcanzó el principal objetivo nacionalista: evitar que los vascos se convirtieran en maquetos, esto es, en gente de Burgos o españoles como todos los demás.
A Juaristi, de 67 años, hay que tenerlo siempre en cuenta y verlo como a Unamuno, fallecido en 1936, pues también es bilbaíno y admirable como poeta, novelista, catedrático y multipremiado ensayista en todas las áreas humanísticas.
Dice que ETA trataba de que el País Vasco no se pareciera a Burgos, capital que usa para explicar que su violencia se dirigía inicialmente a crear un nuevo Estado muy diferente a España.
No lo logró, pero consiguió que el PNV recogiera los frutos del árbol, agitado con su terrorismo, que fue alejar a muchos vascos de la españolidad.
ETA alcanzó así que incluso los grandes partidos españoles creyeran que en territorio vasco –y también en Navarra—los españoles son marginales y, lo más importante, que España debe servir a los intereses vascos.
ETA, a la que conoció Juaristi desde dentro, nació para “devolver el régimen franquista a los buenos años de la posguerra, cuando toda España lo pasaba mal, pero las regiones industriales mucho menos mal que las agrarias, porque el ahorro español se invertía en ellas, en las provincias derrotadas, a las que afluían en masa inmigrantes de las provincias vencedoras”.
Irónicamente recuerda que los nacionalistas le atribuyen a los inmigrantes “la misión secreta” de imponer el castellano de Burgos “y destruir así las identidades vasca y catalana”.
Así que ETA mataba y el PNV condicionaban la reducción de sus chantajes a cambio de prebendas económicas; como en Cataluña, aunque allí lograron lo mismo con menos violencia.
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SALAS