Nos concentramos para decir "No a la guerra". Esta vez en apoyo al pueblo de Ucrania y contra la invasión por parte de Rusia. Lo hacemos conscientes de que quizá sirva de muy poco, pero también sabiendo que los silencios son los primeros cómplices del odio y las violencias . No podemos callar ante tanta barbarie, en todo el mundo laten corazones y se alzan voces como las nuestras que ojalá acaben con el ruido de las bombas.
Callar y convivir con la violencia, los responsables o las víctimas en un silencio cobarde o levantar la voz y protestar contra las injusticias, las violencias o las guerras...., esa es la cuestión. Movilizarse seguramente no convencerá a los Putin de turno, pero si activará las conciencias de los ciudadanos para considerar la mejor y única opción posible para un futuro sin guerras, en paz y libertad. Tanto callar como gritar nos definen como personas, eso debemos tenerlo muy claro.
Junto a algunas fotografías que tomé durante la concentración del 5 de marzo en Leganés, os dejo el final de un texto de José Saramago, leído al acabar la manifestación de Madrid contra la guerra, aquella vez en Irak en marzo del 2003. Yo no seré nunca capaz de explicarlo mejor, así que h oy dejo aquí sus palabras que desgraciadamente continuan muy vigentes y todos nosotros seguimos en la lucha por La Paz.
... No hay ninguna exageración en decir que la opinión pública mundial contra la guerra se ha convertido en una potencia con la cual el poder tiene que contar. Nos enfrentamos deliberadamente a los que quieren la guerra, les decimos "NO", y si aún así siguen empecinados en su demencial afán y desencadenan una vez más los caballos del apocalipsis, entonces les avisamos desde aquí que esta manifestación no es la última, que continuaremos las protestas durante todo el tiempo que dure la guerra, e incluso más allá, porque a partir de hoy ya no se tratará simplemente de decir "No a la guerra", se tratará de luchar todos los días y en todas las instancias para que la paz sea una realidad, para que la paz deje de ser manipulada como un elemento de chantaje emocional y sentimental con que se pretende justificar guerras.
Sin paz, sin una paz auténtica, justa y respetuosa, no habrá derechos humanos. Y sin derechos humanos (todos ellos, uno por uno) la democracia nunca será más que un sarcasmo, una ofensa a la razón, una tomadura de pelo. Los que estamos aquí somos una parte de la nueva potencia mundial. Asumimos nuestras responsabilidades. Vamos a luchar con el corazón y el cerebro, con la voluntad y la ilusión. Sabemos que los seres humanos somos capaces de lo mejor y de lo peor. Ellos (no necesito ahora decir sus nombres) han elegido lo peor. Nosotros hemos elegido lo mejor .
José Saramago - Madrid 2003
Contra la guerra.
Para que los únicos disparos posibles sean los de nuestras cámaras de fotos.