EL MAGNATE GUILLERMO FAUST DARÁ UN BAILE HOY SÁBADO PARA LOS NIÑOS DEL PEDIÁTRICO SAN JUAN DE DIOS. SERÁ A PARTIR DE LAS SIETE, EN EL HOTEL HILTON. LA ACTIVIDAD TIENE POR NOMBRE “CITA DE GRANDES ESTRELLAS”. EL SEÑOR FAUST GASTÓ UNA OBSCENA SUMA PARA TRAER A LOS GRANDES DE LA MÚSICA. NO DEJES DE ASISTIR—Ésta me gusta, Iván, tendrás la historia para tu siguiente libro…Valdemar baila con una pelirroja. Le habla al oído y cae fácil, iría a cualquier parte con él. Pero eso le aburre. Quiere algo especial ésta noche. Mientras baila, mira a su alrededor. A su derecha, una vieja con cuello de pavo, baila con un cegatón. A su izquierda, una pareja gay de vestuario estrafalario. No hay nada qué ver más allá de esa chica avorazada, que se aferra a su pecho y lo abraza como un maldito premio. Valdemar la despega de sí, y la pone a dar vueltas. Ella sonríe y lanza grititos de emoción —Oye, bailas muy bien, le dice, ¿cómo te llamas? —Valdemar, preciosa, ¿y tú? —Nilka Faust… Nilka, para tí… Valdemar ya no puede aburrirse. Nilka resultó ser hija del famoso empresario Guillermo Faust. Y mientras más importante sea la víctima, más valiosa su colección.Salen a una terraza helada. Valdemar la cubre con el sobretodo. Un bolero de Luis Miguel suena al fondo. Un mesonero pasa con una charola de plata. Valdemar toma dos copas. —¿En qué trabajas?, dice Nilka. —Soy forense. —¿Y qué hace un forense en un baile de caridad? —Me gusta colaborar de vez en cuando con los que viven. Nilka sonríe y sorbe un poco de champagne. —Suenas como Drácula. —Me gustaría serlo. Nilka sonríe otra vez, y ve la boca de Valdemar. Su atracción es como un magnetismo irresistible. Se besan. Sus lenguas intercambian fluidos dulces. Guillermo Faust toma el micrófono. El magnate da gracias a todos los presentes. Sobre todo a la dama que hizo posible el evento.
CONOZCO BIEN A MI HIJA. PARA MÍ ES LA MUJER MÁS NOBLE DEL PLANETA. SIN ELLA, LOS NIÑOS DEL SAN JUAN DE DIOS NO CONTARÍAN CON ESTE APORTE. POR FAVOR, RECIBAN CON UN FUERTE APLAUSO A NILKA FAUSTLa pelirroja ha dejado a Valdemar con el sabor del beso. Hace un discurso. Da una rueda de prensa junto a su padre. Comparte con la gente que la ve como una heroína. Que sin duda, lo es. Sus miradas se cruzan en la distancia. Cree que no volverá a ver a ese extraño, cuyo beso todavía permanece presente.Salen los Faust. La limosina de Guillermo se dirige al Contri Club. El Mazda rojo de Nilka, va a la Castellana. Era la casa de su abuela, se la dejó como patrimonio al morir. Le trae gratos recuerdos vivir allí. Además, es la quinta más hermosa de la zona. Nilka sale del carro y entra en una estructura de grandes muros y cerca electrificada. Recibe una llamada. Su padre le pregunta sí Rafa y el Alemán están con ella. Le dice que no. —Qué te pasa Nilka, Caracas está terrible con los secuestros. —No me gustan esos hombres papá, se la pasan mirándome el trasero. Me fastidia verlos encima de mí, como si no tuvieran otra cosa qué hacer. —Esa es la idea, que te protejan. Que no te dejen sola ni un segundo. —Déjame por esta vez, ¿sí? Quiero estar sola hoy. —Tu discurso estuvo muy bien, hija. Estoy muy orgulloso… —Sí, yo también de ti papá. Sobre todo, me emociona el monto que se recaudó… Suena el timbre. El padre escucha al otro lado de la línea. Quién toca a esta hora, Nilka. Ella revisa el monitor del circuito cerrado. Ve a Valdemar que saluda con la mano. —No es nada papá, son adolescentes. —Debes tener cuidado, no le abras ni a las hermanitas de la caridad. Son casi las doce. Nilka se despide y tranca. Quita las alarmas y presiona el interruptor. Una descarga abre los seguros y Valdemar entra. Ella lo espera en la puerta. Su corazón late con fuerza. Él pasa y le da una botella de champagne. —Qué hermosa casa, Nilka. —Era de mi abuela. Ella se queda sin palabras cuando él se aproxima. Besos desaforados. Se tocan por todas partes. Ella le muestra su dormitorio. Valdemar se apresura. Quiere llegar a la parte final del acto. Voltea a Nilka sin dejar de besarla. Deja que sus glúteos cubiertos de satén negro, sientan su dura herramienta. Besa el cuello, sus manos exprimen dos carnosos picos erizados. Un corrientazo en la entrepierna la curva hacia atrás. La quiere. Le dice expresamente: —Dámela Valdemar. La quiero toda. Él no se quita el pantalón. Sólo baja la cremallera. Ella tampoco necesita quitarse el vestido. Nilka es una noble mujer, piensa. No merece dejar esta vida con dolor. Su mano diestra saca un frasco de haloteno del bolsillo, e impregna un pañuelo. Lo pone sobre la nariz de Nilka. Ella cree que es sólo un pañuelo con perfume, e inhala. Su mente rueda al sueño más profundo… Valdemar saca su miembro y el chorro cae en sus manos. Se limpia con el mismo pañuelo, sin dejar rastros. Ahora aprieta un poco ese cuello estilizado y lo quiebra sin remedio. Nilka no podrá despertar Jamás.La librería está abarrotada. Todos buscan a Iván para que firme su nuevo libro. La cola es larga. Demasiado larga para ser una obra con tanta sangre. Los flashes hacen difusa la visión del que firma. Las voces de los periodistas. La estridencia de la gente. Ya no sabe si escribe su nombre o garabatea. Pero nada evita que vea a ciertas personas que lo odian. Que huelen a la distancia el cínico asesino que lleva por dentro.Axel Blanco Castillo