Una Noche toda llena... de luciérnagas. Noche blanca en París
(Sábado 2 de octubre de 2010)
La novena edición de la Noche Blanca de París se llevó a cabo el pasado sábado. Es un evento gratuito organizado por la Alcaldía de la ciudad que le permite a la gente disfrutar a fondo la ciudad de madrugada, alrededor de instalaciones artísticas en sitios emblemáticos como Trocadero o Notre Dame.
Mientras algunos dormían, muchos deambulábamos al azar por una París en su día más luminoso. Esa noche la ciudad no durmió y hasta la línea 14 del metro (automática) iba sin parar de Saint Lazare a la Biblioteca Nacional en 20 minutos. Pude pasearme por el este y por el oeste como hace 8 años. Pasé varias veces el Sena y vi parejas efímeras y me alegré por ellos. También vi sombras agonizantes en los muelles y en los bordes del río. Callé. Escribí un par de poemas sin nombres como alguna vez. Brindé con un afiche de Jeanne Balibar y todo me pareció tan artificial...
A diferencia de la primera edición de esta fiesta noctámbula, esta vez la mayoría de espectáculos se concentraron en instalaciones y arte conceptual. Pude apreciar en especial dos muestras: la de las luciérnagas artificiales que jugaban con ideas de Pasolini y Huberman y la de Bataille y su “parte maldita”...
Pude pasearme como un sonámbulo, a veces arrastrando los pies, a veces languideciendo mi mirada, a veces añorando otros aires, a veces palpitando nuevas historias, a veces expirando...Pude verme yo mismo como una especie de Horla (el personaje del cuento del mismo nombre de Maupassant ), caminando a la deriva por una París en parte solitaria, a pesar de las inmensas concentraciones en ciertos puntos de la ciudad. Escuché jazz tsigane por Saint Michel y electro-blues por Châtelet. No quise llevar esta vez la cámara y me dediqué a ser un simple flâneur. Traté de perderme, con éxito, en esta París ruidosa y multisonora.
El día había sido casi de primavera en un otoño intermitente. Contrariamente a lo que podría pensarse no había muchos turistas en este rendez-vous. O a lo mejor sí, pero no en los sitios donde yo estuve. Seguramente Champs Elysées si estaría llena como siempre, de snobistas multi-packs.
La noche blanca es una cita espectrizante en París...Algo tuvo que ver esta vez, al menos para mí, con las "noches blancas" de Dostoievski...
P.D
Los cinéfilos disfrutamos periódicamente de una cita con la madrugada en el cine Le Champo y a veces en la Cinemateca (en el fin de semana del 16 de octubre en esta última habrá una noche Twin Peaks de Lynch).