Anoche fue una de esas noches. Pero no de miedo como el de la película ¿recuerdan esa de los años 80 con el mismo nombre? No es terror a los vampiros, casi diría que ojalá, es el temor a volver a sufrir una noche de insomnio.
3:00. Me despiertan las ganas de orinar, intento volver a dormir e ignorarlas porque sé el riesgo que corro, pero no me dejan seguir durmiendo así que, aun sabiendo lo que puede ocurrir, tengo que levantarme.
3:05. ‘Se acabó’, resuena una y otra vez en mi mente.
3:10. Igual es el mismo miedo el que me impide conciliar el sueño de nuevo. Terror a no poder descansar más en toda la noche, pavor a seguir escuchando las voces en mi cabeza, esas hijas de puta que no paran de hablar ni para coger aire. Que van cambiando de un tema a otro, cada vez más angustioso. Lo que tienes pendiente de hacer, el trabajo, la conciencia, tus trabes, todos ellos se van sucediendo o simultaneando, según el día. Y la música de fondo. Siempre hay una canción que me acompaña, debe ser porque la música es muy importante en mi vida, pero en esos momentos en los que mi único objetivo es volver a dormir es insoportable. Además, puede ser cualquier melodía y se repite la misma parte una y otra vez:
I ain’t gon’ be cooking all day, I ain’t your mama
I ain’t gon’ do your laundry, I ain’t your mama
I ain’t your mama, boy, I ain’t your mama
When you’re gon’ get your act together?
I ain’t your mama
No, I ain’t your mama
No, I ain’t your mama, no
4:00. Miro el reloj, el muy desgraciado siempre está ahí con los números bien grandes para recordarme mi destino esa noche. ‘Igual es mejor que me levante’ y ahí están las voces, que aprovechan ese pensamiento para cambiar de tema y decirme lo cansada que estoy, que debo dormir, que me quedan poco más de dos horas para que suene el despertador, que aproveche, que estoy perdiendo el tiempo y siguen , siguen, siguen… No, I ain’t your mama.
4:30. Vuelta para un lado, vuelta para el otro, ahora boca arriba.
5:00. Me doy por vencida. Esto va a seguir así, no hay nada que hacer, el miedo me derrotó. Resistí lo que pude, lo intenté con todas mis fuerzas, utilicé todos los trucos que conozco y probé algunos nuevos, pero lo logró.
6:00. Y en ese momento en el que asumí que estaba totalmente sometida a sus garras, justo entonces, me sumí en un profundo sueño que duró alrededor de 15 minutos.
6:15. Vuelve el terror que me recuerda que esta noche estará acechando para volver a medirse conmigo.