Servidora, que es una madre de aquellas de regulín-regulan, no tenia preparados los regalos, ni envueltos ni nada por el estilo. Lo dejé para anoche, una noche que se las prometía tranquilas puesto que los pequeños dormían desde antes de las 9 y los mayores fue llegar de la cabalgata y coger la cama con mucho gusto.
Como he dicho, haciendo honor a mi titulo de madre regulín-regulán, acosté a los niños y me puse a envolver regalos (16 para los niños y 2 para los padres), vamos, que cuando Mateo empezó a chillar "Mamá caquita" yo ya tenia la lengua que no me la sentía de cortar el celo (porque eso también lo tengo, yo las tijeras.. ¿para qué?).
Estamos con virus intestinales, todos al acecho para ver quien es el próximo en caer (he pensado en comprar mascarillas como los chinos o los médicos de quirófano), así que, antes de ir a cambiar a Mateo, me apresuré a guardar todos los regalos (ya semi-envueltos) debajo de la cama.
Mala pata la mía que se despertó Mateo y le siguieron Jimena y Gonzalo, así que en poco más de una hora nos plantamos 5 personas en mi cama... y la otra porque tiene el sueño profundo que si no también se despierta y, entonces, si que la liamos parda.
Entre cacas (de Mateo) y ronquidos (de mi querido marido), el pequeño y la mayor se quedaron dormidos cual angelitos, pero aun quedaba el grande... ¿Y ahora qué?
Hijo 1 aún aguanta... Mamá cierra los ojos en 3,2,1...
— Esther Collado (@mishooligans) enero 6, 2014
Pues eso, a las 3 am aun seguíamos en pie, en el sofá viendo la tele (dicho sea de paso, vimos el programa infernal de "Noche de Reyes" que dio T5). Yo me quedé dormida en el sofá a las 3 y media aproximadamente y, el
Os podéis imaginar cómo tengo la espalda, ¿no? Hecha una
Pero eso no ha sido lo peor, si no que la mayor se ha levantado antes que cualquier otro, ha ido hacia el árbol y no ha visto los regalos (of course, estaban debajo de mi cama) así que se ha puesto a llorar porque los reyes no habían venido. ¿Y ahora qué? Me he tenido que inventar una historia para justificar que los regalos estuvieran debajo de mi cama (algo así como que los reyes contratan a enanitos para repartir los juguetes pero que son enanitos tontos y no saben donde se dejan los regalos). Lo más fuerte es que se lo han tragado y yo me he sentido como Freddie Mercury cantando el "We are the champions".
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