‘Noche de Vino y Copas’, éste es el título que algún listo de nuestros lares ha dado a esta película danesa; debe haber pensado que nadie conoce películas más allá de ‘Jurassic Park’ y ha decidido cambiar el título original de‘Superclásico’ por este pseudo-pastiche del título ‘Días de Vino y Rosas’. Bueno, debates de fin de semana en Malasaña aparte ¿Por qué una película danesa lleva por título ‘Superclásico’? Así, tal cual, no estoy demostrando mis dotes de danés traduciendo el título sobre la marcha. Creo que aquí está la clave de la película.
Muy sencillo ¿Qué pinta un enólogo danés en el estadio de fútbol de “La Bombonera” en Buenos Aires? A priori puede parecer que no pinta mucho, como mucho las rayas del césped. Pero bueno, ¡Arriba los retos! Vamos a complicarlo más, el susodicho resulta que se está divorciando de su mujer; este es el motivo del viaje a Buenos Aires y la premisa de la película (sí, marido viaja a través de medio mundo a reconstruir su matrimonio). ¿Es tan tópico como parece? Lo es, pero bueno no nos escandalicemos, puesto que estamos hablando de una “comedia alocada”.
“Comedia alocada”: dícese (en realidad lo digo yo), de la película en clave de humor en la que el argumento es tan maleable como el estaño; por principio, lo menos importante es lo verosímil de la historia, lo importante es la risa. La comedia alocada puede valerse de cuantos personajes caricaturescos e irreales sean necesarios con tal de llegar al final de la película sin haber perdido a ningún espectador por el camino. He aquí la cuestión: ¿Lo consigue?
Como si de la opinión de un sumiller se tratase, daré mi opinión sobre esta película. Diré en primer lugar, que el color del metraje gira de vivo e interesante a un tono más opaco según pasan los minutos; lo que al principio es curiosidad y cierto interés en el planteamiento, se convierte con el paso de los minutos en escenas tópicas sin mucha gracia que alcanzan momentos realmente absurdos ( y no de graciosos).
El aroma que desprende esta película danesa, mezcla un supuesto inverosímil con notas afrutadas, que explotan en momentos muy concretos gracias a los personajes secundarios, que no son sino una europeizada caricatura del argentino común. No obstante, a la hora de testar el sabor de la película y ya avanzada la trama, uno se da cuenta de que todo vale; nos podrán dar vino de un euro a cambio de un Burdeos cuando haga falta.
Finalmente, el caldo deja un regusto a poca gracia, a película dominguera de segunda línea, de esas que ponen a las cinco y media que, si las condiciones mentales y climatológicas acompañan, te tragarás como buen devorador de televisión de calidad. ‘Noche de Vino y Copas’ o ‘Superclásico’ he aquí la cuestión que a pocos importará cuando estén tirados en su sofá, degustándola seguramente con un correcto doblaje.