Noche inevitable.

Aprendí en una noche todo lo que puede dar el mundo,
El coraje de unos puños en las manos de una mujer enamorada,
El amor echado a perder en un rojo vestido herido
Y es que el amor a veces es como una amenaza, un tiro puesto entre las cejas.
De la noche regresé con la infinidad de las tormentas
Con el tufo y la resaca de quien se ha lanzado suicida entre las copas.
De esa noche donde se me dio la muerte y el delirio
Aprendí el concepto
De lo que era un hombre.
Como es de alegre lanzarse sin saber que existen reglas
Ir sin una sombra con la mirada prendida a los luceros.
Una botella medio vacía entre las manos
Sirve para dejar al descubierto toda la soledad.
La devastación de caminar como si se hubiese uno olvidado del cuerpo
Entregándose a cualquier futilidad,
A cualquier roto de palabras
O insectos enfilándose certeros
Puede abrirle a uno vastas zanjas de caídas.
Estas cosas sirven para matar a cualquiera
Y sin embargo hay algunos que nacen para romper con todo
Hasta una caricia poblando el silencio
Convierte una habitación en cielo
Es que llevar certezas es como llevar el dolor o la pena cuando se ha fallado
Y el mundo te suena para que aprendas que estrellarse no es entretenido.
Me preguntan por esta soledad
Y sólo puedo acuchillar la piel hasta el fondo del muro.
Hay que rodear al mundo con goteras
Y escupir con la soberbia de quien ha olvidado la cara de un amigo
Pero hay momentos donde es inevitable seguir de largo
Entretejiendo sólos nuestro íntimo fantasma
Algunos estamos más perdidos en la devastación
Y tendemos a cargar risas y entusiasmos
Para que el amanecer no parezca noche de borrachos
Porque siempre es necesario no dejar ver la porquería que tenemos
Algunas veces nos destapamos como una bomba quiebra-patas
Y sin sentir vergüenza nos vamos para siempre abochornados
Pero con el veraz inventario de saber cuánta sangre tiene un muerto entre las venas.
Cada cuerpo tiene un rostro definitivo
Y en la trasformación el gesto de nada se parece a una gota de ron 
Uno sale de estas noches como de un ropero perdido
Y se va hacia las calles con la gana de amar como es debido
A veces
Un final
Puede enfrentarte hasta explotar.
Algunos quedamos con trofeos sucios en las manos
Otros con un letargo de confesiones trasnochadas,
Recordando a un duende molesto que nos prohibió
Dejar al descubierto todas las verdades.
Embutidos, a la hora en que tenemos
Que ponernos al obrero
El aterrizaje nos comienza a llegar
A la justa hora en que perdimos.
Es el hipo
sólo el hipo.